Nunca pensaron que eso pasaría, solo eran un vago recuerdo de su niñez, quien diría que terminarían enamorándose pero tal vez el destino no quería eso pues debían ocultar su amor, ese amor tan puro que tenían, si solo la sociedad no lo viera de esa...
Como ahora ya se que me gusta Biel mi vida va a ser un asco, ¿porqué siempre me enamoro de alguien no correspondido? Aunque es mi segundo enamoramiento así que no puedo decir mucho.
Cuando me di cuenta que era lesbiana fue por que me gustaba alguien imposible, una mujer empoderada que no estaba a mi alcance, ella nunca me vería así. Decidí seguir con mi vida hasta que mis sentimientos se fueran y así fue lentamente desaparecieron y nunca volví a sentirlo, hasta ahora.
No es bueno para mi salud hacer eso otra vez, pero tampoco para mi dignidad declararme, igual y mi vuelo es dentro de una semana, ya no falta nada, puedo olvidarme por completo de ella y hacer como que no me gusta.
Pero ahora vamos a ir a visitarla como no, que inteligente que soy.
Llegue 10 minutos después, un camino ni muy corto ni muy largo donde me pregunte que estaba haciendo ahí, todavía podía darme la vuelta y huir de mis problemas o de la chica de mis sueños, cuanto iba a durar antes de un colapso mental viéndola y hablándole todos los días, ninguna de las opciones era la mejor, pero que podía hacer, me dispuse a finalmente salir corriendo cuando note la esquina que me faltaba, me detuve pensé en correr y cuando estaba por hacerlo ya había llegado, al final terminé lo que me faltaba y me quedé quieta en la puerta mirándola con miedo, !¿qué estaba haciendo?! Me grité, pero al final me rendí y lo hice, toque el timbre y cuando abrieron la puerta me paralice.
-Japón, ¿qué haces aquí?- Dios que melodiosa era su voz.
-Y-Yo solo venia a saludar nada más.- Dijo con notable nerviosismo en mi voz. -¿Y eso?- Señalé un punto inexacto de su cuerpo, estaba vestida como monja.
-¡Oh! Pues nada, decidí acercarme a la religión y eso, de hecho ya iba de salida.-
-¡Te acompaño! Digo, si no te molesta claro.- Claramente no estaba pensando lo que decía.
-De acuerdo.- Y así salió de la casa, cerró la puerta y comenzó a caminar.
La seguí, no estaba segura hacia dónde íbamos, pero estar con ella era lo único que me bastaba. En algún punto del camino estuvimos la una al lado de la otra y nuestras manos se juntaron, fue un momento mágico y sentí como mis mejillas enrojecian.
Unos cuantos metros pasamos asi, sin mirarnos pero agarradas, hasta que en la otra acera alguien pasó, no se fijo en nosotras, pero aún así nos separamos con un vacío en mi corazón seguí caminando.
-Lo siento por eso.- Comenzó sin mirarme.
-No, fue mi culpa.- Respondí también sin dirigirle la mirada y continuamos.
-Aquí es.- Dijo cuando se detuvo. Enfrente nuestra había una pequeña iglesia.
Se volteo hacia mi y se despidió nerviosa.
-Bueno, gracias por acompañarme aunque no tenias que, te veo luego ¿vale?- Con un leve movimiento de mano se alejo dejándome a mi despidiéndome a la nada.
-Bye~.-
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-¡¡¡Ahhh!!!- Empecé a gritar cuando cruce mi puerta. -Maldita lesbiana que eres. ¿Porqué no pudiste ser heterosexual? Me odio.- Termine tirándome al suelo boca abajo.
Empecé a llorar de la impotencia, ¿qué iba a hacer? Biel me caía bien, pero el amor es el amor y no había nada que yo pudiera hacer para evitarlo.
¿Porqué? ¿Porqué de entre tantas mujeres ella?
A ver era linda si la mirabas bien, tiene un lindo sentido del humor, su voz es baja, pero firme cuando se lo propone, parece un gatito chiquito asustado, confundido, listo para atacar, es lista y dedicada. Se enfrenta al mundo aún sin ser alguien poderosa, empatica, cariñosa. Simplemente un sueño.
Dios, la amaba y definitivamente no podía hacer nada para evitar pensar en ella. Con eso en mente decidí irme a dormir pues era algo tarde y tenia que empezar a preparar mi vuelo. Me levante y me despedí de mis gatos: Capuchino y Yuki.
Luego de una semana volvió a ser lunes o más bien domingo por la noche y me encontraba empacando mis cosas para partir mañana por la mañana cuando me volvieron a asaltar los pensamientos lesbicos.
-¡¡¡Aghhhhhh!!! ¿Porqué? ¿Porqué?¡¿Porqué?!- Empecé a reclamar me mientras aventaba ropa a la maleta.- Dios, a este paso me voy a terminar suicidando.- Me calme observando el escenario frente a mi.
Decidí distraerme alimentando a mis mascotas, me ayudaba a despejar la mente cuando estaba estresada y quería mucho a mis gatas aunque solo me buscarán por comida. Al terminar regrese a mi trabajo pendiente hasta una notificación.
NOTIFICACIÓN Mensaje: Biel
📱📲
Oye, ¿podría acompañarte al aeropuerto mañana?
Claro.
Respondí pues no tenía alguna otra opción, ya que rechazarla seria raro, deje la conversación en eso, finalice de empacar y decidí descansar.
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A las 6 de la mañana estaba terminando de arreglarme cuando la notificación del taxi de aplicación sonó, agarre mis cosas y baje.
Media hora después llegamos al destino, salí y me adentré al edificio, pasando por el control y llendo hacia la salida privada donde me esperaba el avión, le había dicho a Biel que salía a las a 8 para no verla.
A punto de abordar decido voltear en busca de algo, de ella y para mi sorpresa ahí estaba.
-¡Japón!- Gritó al llegar a la pista.
-B-Biel, ¿qué haces aquí?-
-Algo en mi sabia que me mentías.-
Finalmente quedamos una enfrente de la otra, algo me atraía hacia ella, nos miramos, quería besarla, me acerque, pero no lo hice, en cambio solo la abrace rápidamente.
-Ya, ya tengo que irme.-
-Si, buen viaje.- Dios que tierna.
Volví a agarrar mis cosas que había dejado en el suelo y volví al avión.
Tome asiento al lado de una ventana esperando que despegara lo que no tardo mucho, vi a Biel despedirse a lo lejos, me alegraba haberme despedido de ella aunque en un principio deseara no hacerlo. Ahora solo tenía que esperar y ver que pasaba con este tonto amor, con el trabajo y conmigo.
Al final me despedí de ella y de su tierra la cual no sabía si volvería a pisar algún día.