Rude | Dreamnotfound

Capítulo 3

—Quién lo diría, ¡Se formó una pareja en el reino!— narraba una niña pelirosa de 12 años bien vestida y con un micrófono de cartón en mano, mientras que Sapnap, uno de sus compañeros, sostenía una cámara del mismo material mientras fingía grabar la escena. —Cuéntanos Eret, ¿Quienes son la parejita?— dijo Niki, acercando el micrófono falso a la cara del chico de 14 años con una corona de cartón mal pintada al cual le hablaba, pero este no entendía nada porque ni siquiera le dijeron para qué estaban haciendo todo eso.

—¿Cuál parejita?— preguntó Eret, a lo que la niña hizo una cara de sorpresa fingida hacia la cámara para los televidentes.

—¿No te enteraste? Nadie habla de otra cosa que no sea de eso...— mencionó Quackity que pasaba por ahí con ropa elegante y papeles en la mano, levantando una ceja, cosa que aprendió viendo videos en youtube para imitar a La Roca.

Se preguntarán, ¿Qué carajos está pasando?

Y una explicación simple para todo esto es:

Una obra de teatro.

La temática era simple, una mezcla de fantasía, actualidad, tecnología y monarquía. Los papeles de la obra se habían repartido entre los alumnos de distintos grados y años, todos participarían.

—¡¿Alguien sabe dónde está Davidson?!— habló una maestra a un costado del escenario sin interrumpir a los actores, desesperada buscando al castaño, pues pronto era su turno de entrar a escena y nadie lo encontraba.

Buscó en los salones, en los pasillos, y por último en los baños. Encontrando al menor sentado en el piso del baño de niñas llorando.

La maestra habló preocupada. —George, cariño, ¿qué pasó?— tal vez no quería actuar en la obra porque sentía vergüenza.

El chico se asustó, mirando a su profesora, enseñando sus ojitos cristalizados y con lágrimas cayendo por sus mejillas coloradas. El listón blanco de su vestido violeta estaba desarmado y cayendo a los costados, y en sus manos sostenía una pequeña tiara brillante de plástico.

—Es... es Dream...— dijo entrecortado, pues los espasmos de su reciente llanto no le dejaban hablar.

—¿Qué pasó con él?— dijo la mujer mientras se acercaba.

El castaño se levantó lentamente del suelo, dejando a la mayor acomodar sus prendas, mientras miraba el suelo intentando hablar correctamente.

—Él... él ya no me habla... me ignora y... y todo es por mi culpa— dijo George, pero al instante su llanto volvió a empezar y su voz se rompió.

La profesora miraba con pena al chico, y mientras le daba forma al listón para que se convirtiera en moño, volvió a hablar. —No creo que sea tu culpa, George. ¿Al menos sabes por qué está así?

—No— respuesta corta, pero con un gran peso sobre sí mismo.

Dentro de su cabeza solo podía imaginar lo peor; que este sentía asco de él, que había arruinado su amistad, o que ya no quería hablarle porque no lo quería.

Desde un principio sintió que no debió habérselo dicho, pero al final el miedo que recorría su cuerpo le ganó, tragándose su confianza y saliendo corriendo ante la posible respuesta negativa.

Obteniendo como resultado a un rubio que lo miraba distante, con miedo de acercarse a su persona, evitandolo la mayor parte del tiempo para no tener que responder su pregunta.

Eran bastante infantiles. Pero qué se le va a hacer.

La maestra al final pudo convencer a George de salir del baño de niñas, diciendole que todo se puede arreglar charlando. Solo tenía que animarse a empezar la conversación.