Capítulo 2

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Con el tiempo Dream y George crecieron. Aproximadamente cuatro años pasaron y ambos chicos eran algo así como buenos amigos.

-Dream... Dream... ¡Dream!- el más bajo gritó, mientras abrazaba al mencionado por detrás de la espalda, pues el rubio estaba sentado en el patio y lo estaba ignorando mientras él se sentía aburrido.

Algunas cosas no cambian, pues a pesar de que el de ojos cafés ya tenía 15 años, seguía siendo el mismo chico que lo molestaba en los recreos provocando que se tuviera que esconder de él.

No hace falta mencionar que Dream recordaba todo lo que alguna vez pasó cuando era pequeño, solo se hacía el tonto cuando el castaño le hablaba y se reía de eso. Fue como su "primer no beso" y el hecho de hablar de ello le daba ansiedad. Eran amigos, ¿No? Lo que ocurrió cuando tenía ocho años quedó en el pasado, o mejor dicho, jamás pasó.

Pero George no pensaba igual, él siempre fue muy abierto con el rubio sobre lo que quería.
Y lo quería a él.

Pero el de ojos verdes se tomaba todo como una broma, como el beso que le dió George; y que no fue el último por si querían saber.

Si tuviera que contar cuántas veces dijo que quería a Dream, cuántas veces cantó "Arroz con leche" con la letra modificada mientras lo tenía a su lado, cuántas veces le dijo que era muy lindo, o cuántas veces le contó que soñó con él, creo que no le alcanzan ni los dedos de los pies como para llegar a una cantidad exacta.

-¡¿QUÉ?!- contestó de forma brusca el ojiverde, ya que tenía los ojos puestos en un papel doblado al que le escribió numeritos (un comecocos) en lo que el castaño le gritó al oído.

-Ay bueno, perdón, esque estoy aburrido.

-¿Y por qué no vas con Sapnap en vez de gritarme a la oreja?

-Quackity se lo llevó para enseñarle a jugar al poker como le mostró su abuela...

-¿Y Karl?

-Se quedó en el curso con Puffy a hacer un Tp que tenían atrasado...

-Pues vé con Wilbur, seguro está aburrido de tener que cuidar a Tommy- resolvió el más alto.

A lo que el más bajo se quejó; no quería ir con Wilbur y su pandilla. No es que tuviera algo en su contra, eran compañeros de clase y amigos, pero sólo gracias a su papá que trabajaba en el mismo lugar que el padre del de anteojos. En ese momento George quería estar con Dream, tenía pensado en decirle algo importante ese día, pero no parecía querer escucharlo.

-¿No me quieres cerca? Anda, dímelo y me iré- el castaño empujó con su mano el hombro del menor de manera rápida y seguida, molestandolo más hasta que se dignara a contestar.

-No es eso, es solo que quiero terminar esto y no se qué poner- le enseñó el papel al mayor, quien lo miró con gracia, hace mucho que no jugaba con esas cosas. Estar con Dream siempre le era divertido, pues la diferencia de edad hacía que este fuera más infantil y pudiera volver a hacer las mismas cosas que hacía antes cuando tenía doce.

-¿Y si le pones retos? Como "besate con la primera persona que veas".

-¡¿Por qué pondría eso?!- el rubio se alarmó.

-¡Será divertido! A ver, dame el coso ese- Dream no respondió nada, solo se quedó viendo como George le arrebataba su origami junto al lápiz que traía en mano, comenzando a completar los espacios en blanco del papel sin dejarlo mirar.

-¿Qué pusiste?- preguntó el rubio algo desconfiado al ver como su amigo cerraba y unía el papel para luego decirle que eligiera un número. -No pusiste lo que creo que pusiste, ¿verdad?

El castaño soltó una risita y le guiñó el ojo, logrando que Dream se pusiera nervioso. -Vamos, solo tienes que decir un número del 1 al 10, no es tan dificil.

Entonces comenzaron a jugar, los retos eran fáciles según George; como saltar en una pierna 10 veces, lucha de pulgares, competencia de quien retenía más tiempo la respiración, hacer voces graciosas, y competencia de miradas.

Todo eso era entretenido, hasta que Dream tuvo que elegir el único número que no había elegido hasta ahora, el ocho.

Al momento de desdoblar el papel el castaño no supo si leer o no la pregunta, tenía miedo de arruinar el momento y no volver a hablar más con el rubio. Pero si algo le había enseñado su mamá en la vida era que "si no lo intentas, nunca sabrás qué hubiera pasado".

Y el castaño comenzó a leer, lentamente y con las mejillas de un color rosado notorio, dejando al ojiverde algo confundido por la situación. -¿Quieres... ser mi novio, Dream?

Pero justo entonces sonó la campana, indicando el final del tercer recreo.

Y vaya que a esta parejita le gustaba repetir cosas del pasado sin darse cuenta, pues George salió corriendo, dejando a un rubio con la mente en blanco sentado en el piso del patio sin saber qué hacer.

Tal vez luego se replantearía lo que siente por él.

Rude | DreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora