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Ariadne Ruelle 

No sé en que momento pasó un mes. El tiempo corría y yo sentía que se me resbalaba de las manos. Estaba asustada por todo lo que pasaría en a penas un par de semanas en cuanto estuviésemos de nuevo en Madrid y pese a que lo había intentado, aún no lo había asimilado por completo.

Y entonces Mayo se presentó como un huracán, con demasiada prisa y yo trataba de ir lo más rápido para alcanzarlo, pero me fue imposible. Tenía los ojos clavados en Claudia, la cual se encontraba delante de mí y aunque supuse que debía estar comentándome el plan que llevaríamos esos últimos días de rodaje en Lastres no la estaba escuchando.

Tan solo podía detallar como su boca se abría para después cerrarse hasta que hubo un momento en el que dejó de hacerlo y mis ojos se clavaron en los suyos.

Una mueca de desaprobación se formo en su cara mientras su ceño se fruncía.

— He dejado de hablar hace dos minutos y no pareces haberte dado cuenta.

Me mordí el interior de la mejilla para que no notara que ella tenía razón. De hecho, no lo había hecho.

Debíamos de habernos sumido en un silencio demasiado profundo hace bastante tiempo y yo ni siquiera había sido capaz de percibirlo.

— ¿Se puede saber qué te pasa? Es como si tuvieses los ojos abiertos, pero estuvieses ciega.

— Es solo que... Se termina.

— Llevamos trabajando más de medio año en esto, en rodar, es completamente normal que te sientas así.

Pero no era solo eso, porque no tan solo terminaba Glacial. Terminaba todo lo que había construido y las personas que habían vivido aquello. En cuanto el rodaje terminase y estuviésemos instalados en Madrid yo me vería obligada a hablar con Raúl y decirle que eso fue todo. Porque eso era en realidad lo que terminaba, el plan de Francisco Luján.

Nuestra ruptura aparecería en todos y cada uno de los medios de comunicación y unos meses más tarde la película sería estrenada. Para todo el mundo fue lo que nos hizo enamorarnos y dejarlo, pero para mí... Para mi algo muy diferente. Porque fue lo que me hizo acercarme a una persona mucho más de lo que creí posible y... Alejarme.

Nada nuevo, supuse.

Al fin y al cabo era lo que terminaba haciendo con todo el mundo y seguía sin entender porque esta vez me pesaba mucho más el alma de lo normal.

Bufó sacándome de mis pesamientos durante unos segundos, el tiempo suficiente para escuchar como decía.

— Te pasaré el itinerario programado por correo electrónico y lo discutiremos un par de días antes de que tengamos que irnos. ¿De acuerdo?

Yo no pude evitar asentir. Admiraba la paciencia infinita que Claudia había tenido conmigo desde el principio, como si desde antes de haberme visto por primera vez hubiese sabido lo verdaderamente rota que estaba y porque eso me llevó a detenerme aquí.

— En cuanto lleguemos a Madrid podrás descansar de todo esto durante unos meses, no es como si el mundo vaya a acabarse. — sonrió despidiéndose de mí antes de cerrar la puerta.

Claudia cumplió con su promesa y menos de dos horas después de que se hubiese marchado de mi casa recibí un correo electrónico en el que había un documento con cada uno de los rodajes y los términos con los que daríamos por completada Glacial.

Tan solo quedaban tres días para las últimas dos semanas en las que nos instalaríamos en Lastres.

Rodajes, eventos y alguna que otra entrevista era lo que figuraba en el papel, mientras que yo debía continuar fingiendo junto a Raúl y no podía evitar pensar que en cuanto regresasemos deberíamos hacer como si nunca nos hubiésemos conocido, porque no había otra opción mientras Francisco Luján continuase tras nosotros como lo había hecho desde el inicio.

Glacial [#1] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora