Aclaraciones antes de leer!!
▪︎ Intenabo: Gustabo García y Jack Conway
▪︎ No comparten lazos sanguíneos
▪︎ Lo demás se entiende leyendoEnjoy <3
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Jack llevaba horas dando vueltas en su cama sin poder dormir. Estaba cansado, había sido un día complicado en el trabajo y estaba empezando a frustrarse por no poder conciliar el sueño.
Normalmente pasaban varias horas hasta que al fin se quedaba dormido, logrando así al menos unas cuatro horas que le bastaban para el día, eso sí, con tres tazas de café mínimo. Después de tantos años con esos problemas ya estaba acostumbrado a funcionar así.
Se rindió finalmente cuando su reloj marcó las cuatro de la mañana del día siguiente y se sentó en la orilla de la cama. Soltando un suspiro luego de estirarse, se levantó abriendo su puerta. Al llegar a las gradas notó un leve resplandor y pequeños murmuros que venía del piso de abajo.
Regresó a su cuarto por su pistola y bajó con sumo cuidado, evitando hacer ningún sonido que pudiera alertar a quién estuviera abajo. Juraba haber apagado todo antes de subir a su cuarto y no lograba escuchar qué decían las voces.
Se tranquilizó al ver una cabellera rubia sobresalir del sofá. Gustabo. A veces olvidaba que aquel peculiar individuo vivía bajo su mismo techo, el cuál al parecer tenía los mismos problemas que él para dormir. Dejó el arma en la mesa de la entrada y se acercó.
Rodeó el sofá para que el menor notara su presencia pero este parecía estar encaprichado con lo que estuviera viendo en el televisor y ni siquiera se volteó. Tenía el ceño levemente fruncido, estaba sentado con las piernas cruzadas y abrazada una almohada casi de su tamaño con su mentón apoyado en ella mientras parecía leer los subtitulos de algún documental, asumió.
Dirigió su mirada a la pantalla confirmando su pensamiento. Recordaba haberlo visto antes. Así que aclaró su garganta, captando ahora sí la atención del rubio que dio un saltito en su sitio sobresaltado.
- Coño, que susto - habló casi en un susurro - ¿Tampoco puede dormir? - preguntó, haciéndole un espacio al pelinegro en el sofá.
Negando con la cabeza, Conway se acercó por completo, sentándose en el espacio que le había dejado el menor.
- Yo he intentado poner un documental que ya había visto para ver si me aburría y me quedaba dormido, pero he elegido uno muy bueno y me he quedado embobao' - le dijo Gustabo soltando una risita mientras señalaba la pantalla.
- A ver, déjame poner algo - le respondió luego de inspeccionar la pantalla de nuevo, extendiendo su mano para que el otro le pasara el control remoto.
Buscó entre los documentales que tenía Gustabo guardados y puso uno al azar, esperando que fuera lo suficientemente aburrido para ayudar al menor a dormir aunque sea, las tres horas que le quedaban antes de que ambos entraran a trabajar. El rubio entendió lo que estaba intentando hacer y solo volvió a reírse bajito, agradeciéndole internamente.
Sin volver a intercambiar palabras, ambos hombres tenían la vista puesta en la pantalla. Al final, el documental le había interesado a Conway y parecía que también era de los favoritos de Gustabo, así que ninguno de los dos estaba ni cerca de dormirse.
Dieron las seis de la mañana cuando acabó y Gustabo se estiró en su lugar, seguido de Conway que llevaba mucho rato en la misma posición.
- Joder, que buenos documentales coño - soltó el rubio estirando también sus piernas.
- No ha estado mal.
- No mienta, le ha encantao' este.
- Tampoco te creas - rodó los ojos cuando vio la sonrisa burlona del contrario.
El rubio volvió a abrazar la almohada que tenía aún con la sonrisa en los labios y se acomodó de lado, viendo hacia Conway.
- Ahora si que tengo sueño, tócate los huevos - murmuro escondiendo la nariz y cerrando los ojos.
Conway rió bajito, sorpendiéndo al rubio que abrió de nuevo sus ojos para mirarle, aún con la mitad de la cara escondida en su almohada.
- Yo también - le respondió el pelinegro, girando su cabeza para observar aquellos ojos azules.
Ninguno sabía cuanto tiempo habían pasado observándose mutuamente.
Gustabo fue el primero en percatarse y apartó la mirada, encogiendose en el sofá mientras escondía el sonrojo traicionero que se expandía por sus mejillas y rogaba por que los latidos de su corazón no se escucharan tan altos en el silencio de la sala.
Conway, en cambio, parecía no poder despegar su vista del chico. Sonriendo inconscientemente cuando lo vio esconderse aún más, soltando un suspiro embobado cuando se dio cuenta de las orejas rojas del rubio.
El mayor cubrió su rostro con una de sus manos, también escondiendo el sonrojo que aparecía en sus mejillas. Recostó su cabeza en el respaldo del sofá, ahora cubriéndose con su brazo mientras intentaba calmar su corazón acelerado.
Parezco crío enamorado, pensaron ambos aún escondidos, esperando algún ruido que les indicara que el contrario se había movido.
Pasados unos minutos más en silencio, Conway fue el primero en salir de su 'escondite' y en buscar de nuevo la mirada del rubio, encontrándolo en la misma posición que lo había visto antes. Al notar la respiración tranquila de este, intentó quitarle un poco la almohada del rostro para comprobar si estaba dormido.
Al confirmarlo sonrió, aguantando la risa al ver al rubio en una posición tan tierna a sus ojos. Estiró la misma mano hacía los mechones rubios despeinados, y le acarició con cuidado.
Dirigió su mirada al reloj de la sala, eran casi las siete. Volvió su mirada al menor dormido y decidió que le perdonaría el llegar tarde, incluso pensó en darle día libre.
Solo un rato más, se dijo a si mismo aún acariciando la cabeza de Gustabo, el cual había cambiado de posición, acercándose inconscientemente un poco más al pelinegro.
No sabe en que momento se quedo dormido, pero cuando volvió a despertar tenía al rubio entre sus brazos. Ni de coña se movía ahora, igual ya le venía bien un descanso del trabajo...