#Después de la calma, siempre viene la tormenta. ¿O cómo era?

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Autor: Marielos Castellanos.

Usuario: Maristell_Wttp

Relato: Después de la Calma, Siempre Viene la Tormenta, ¿O Cómo Era?

Guatemala


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Cuando era chavita, mi mamá me decía que la vida podía ser perfecta, siempre y cuando le echáramos ganas pa' que así fuera. También decía que, algunas veces, las dificultades pueden bajonearnos y decepcionarnos, pero que, sin importar lo que pasara, el día siguiente sería mejor que el anterior. Pero claro que se equivocó. Y a lo menso.


—¡Abigail!

Puta madre, hoy sí me asusté. Me volteo a ver hacia la puerta del baño, mientras alguien, del otro lado, se encarga de pegarle sin parar. Como que con eso fuera a lograr sacarme de aquí. Sólo existe una persona que se pone así cuando no le dan lo que quiere. Y ese alguien es...

De nuevo, vuelven a pegarle a la puerta con fuerza. Y aunque ya me lo esperaba, no puedo evitar brincar del susto.


—¡Ala vos, no tenemos tu tiempo, hombre! —grita alguien más. A ley que es suhermano. Son idénticos.


Respiro hondo y luego de mirarme una vez más en el espejo, recojo mis cosas y por fin, abandono el baño, encontrándome de cara con esos dos que no me dejaban en paz.


—Puta vos, ya era tiempo, va —alega el mayor, a lo cual, sólo ruedo los ojos—. Ya llevamos como mil años aquí y vos ni verga que salís, mano.

—Ala Juan, deja de ser tan exagerado, hombre. Mira que sólo las mujeres se ponen así de histéricas como vos —siseo, sabiendo que eso lo pone pa' balazos.

Pero, para mi sorpresa, no hace más que hacerme una mala cara.


—Ah, mejor hacé sho —sentencia, antes de entrar al baño y cerrar la puerta.


El menor de los hermanos sólo me mira con altanería. Él me resulta insignificante, así que sólo doy la vuelta y continúo mi camino hacia la salida. ¿Qué quiénes son? Ah, bueno, son nada menos que dos de mis muchos compañeros de vivienda. Me explico. Digamos que... por las vueltas da la vida, no tuve la oportunidad de vivir como la mayoría de mis compañeros de escuela. Mi suerte fue otra y así, acabé viviendo en uno de los llamados "palomares". En otras palabras, una inmensa casa en la que habían muchos cuartos pequeños. Y cada uno de esos cuartos, se le alquilaban a diferentes personas.


En uno de esos muchos cuartos, vivo yo y no me molesta, pero el mayor inconveniente aparece en la mañana, pues sólo hay dos baños y esos dos baños, son los que todos aquí usamos. De ahí la urgencia de Juan pa' que yo me apurara. Me pongo mi mochila en el hombro y salgo disparada hacia la puerta, mientras mi estómago hace ruido por el hambre. Debería desayunar, ya sé, pero a éstas horas, la cocina está hasta la madre y no quiero armar pleito con los demás, sólo por cocinar algo. Mejor me como un ricito en el camino.

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