#Kilometro 11-40

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Autor: Almighty Hand

Usuario de wattpad: @Almighty_Hand1

Relato: Kilometro 11-40

Durango Gómez Palacio, México

Durango Gómez Palacio, México

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Kilómetro 11-40.

No entiendo el gustó de los veinteañeros y cuarentones de hacer fiestecitas los fines de semana o salir a cualquier lado a altas horas de la noche. De Lunes a Viernes quiero suponer que trabajan o estudian, terminan cansados o hartos, lo último que podrían querer es salir a festejar con alcohol, un montón gentío que ni conocen y mucho ruido.

—Ya quita tu carita Juan, a la próxima no te sacamos a ningún pinche lado —me regañó mi madre desde dentro del coche sacando la cabeza por la ventana.

"Ni siquiera quería salir, me obligaste, vieja mamona"

— ¿Qué? —preguntó al oírme murmurar algo entre dientes.

—Que si mami —respondí haciendo una sonrisa más falsa que promesa política.

Salimos uno de tantos sábados a las once de la noche y al llegar todo empezó mal. El lugar de la fiesta estaba en Gómez Palacio en un pinche terreno todo abandonado, podía sentir el aire del crimen soplarme en la nuca Marce. La decoración parecía hecha por la castrosa de los plumones, la comida sabía a culo de burro, me forzaron a besar en el cachete a un montón de gente que me enteré de su existencia apenas ese día, mis tíos estaban de mala copa y se estaban peleando por una mamada de educación, los terrenos de quien sabe quien y la política. Todavía uno piensa que eso se queda ahí y no, llevan la comida y los problemas de regreso a casa.

—¡Vuelveles a llamar! —gritó mamá.

— ¿¡Qué parte de qué el pinche servicio no agarra no entiendes!? —respondió papá con la misma intensidad.

—¡Pues mueve el pinche carro, aquí nos van a matar!, ¿¡no ves qué por aquí pasa puro pendejo borracho!? —volvió a recriminar mamá fastidiada.

—¡Pues salte del puto coche y ayúdame, loca de mierda! —papá golpeó el carro y le empezó a decir más insultos mientras ella seguía reclamando cosas.

Ambos estaban enojados desde hace rato, a papá no le gustaba que mi mamá le reclamara sus opiniones y a mamá que mi papá criticara a su familia. Para su mala suerte, era lo que disfrutaban más hacer y justo el coche había dejado de funcionar.

Me alejé de su escena fuera del desnivel y me acerqué a mi hermana mayor, la cual estaba sentada en una barda jugando un juego en su celular.

— ¿Qué hora es? —pregunté tallando mis ojos mientras me sentaba a su lado.

—Tres treinta y tres, te van a jalar las patas, uy—Paula me dio un empujón burlón.

Hice mala cara y me aparté.

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