Sonrió amargamente.
Estaba más ebrio de lo que recordaba haber estado alguna vez, su cabeza daba vueltas, tenia la lengua entumecida debido al alcohol, se sentía ligero como una pluma tanto como había deseado sentirse y, sin embargo, su estúpida mente no dejaba de pensar y recordar.
Cerró los ojos.
Recordar le resultaba doloroso, pero quizás era la forma correcta para lograr olvidarlo. Porqué en algún momento esos recuerdos llegarían a su fin y entonces ¿Qué le quedaría? Nada más que el vacío ¿cierto? Si, aquello era lo mejor, tenía que serlo. Pero entonces ¿Qué significaba esa punzada en su pecho? ¿Por qué lo aterraba que eso pudiera pasar? ¿De verdad estaba dispuesto a olvidar? Su mente y corazón tenían respuestas totalmente opuestas. Pero ¿A quién pretendía engañar? Si esos recuerdos eran lo único que le quedaban de su DongHae.
También sabía que dentro de él había una tormenta sin fin. Las lágrimas habían inundado cada espacio de su corazón. El dolor había conseguido nublar su mente. La boca de su estomago estaba atrapada entre gruesas ramas llenas de espinas que lo lastimaban sin parar.
Abrió otra botella de alcohol.
¿Por qué tenía que doler tanto? ¿Por qué sentía que su interior se desangraba lenta y tortuosamente? ¿Por qué esperaba verlo aparecer por esa puerta? ¿Enserio era tan ingenuo para esperar todo aquello, aun después de todo? No lo sabía joder. Se sentía tan confuso, tan jodidamente herido. Solo era consciente de que a pesar de todo lo extrañaba con locura.
Y sabia también que desde el primer día habían sobrado los, pero y los por qué.
Suspiró resignado.
Bastaba con cerrar los ojos para que su imagen aparezca más vivida que nunca. Aún podía escucharlo hablar con esa voz que aceleraba cada uno de sus sentidos. Tenia grabada en la memoria cada una de sus sonrisas, aún podía sentir cada uno de sus toques. Los gemidos que habían escapado de esos delgados labios los tenía bien presentes ¿Había algo que no amara de DongHae? La respuesta era un rotundo No.
Amaba hasta sus imperfecciones.
Pero era precisamente ese amor el que le había causado tantísimo daño, y si lo pensaba mejor era obvio que estaba siendo bastante estúpido en creer que verdaderamente iba a ser correspondido. Lo había sido desde el primer día.
Aquella noche en la que estaba bañándose y de pronto escuchó sollozos. Recordaba perfectamente como sus manos se movieron si que les diera permiso, cerraron la llave y cuando quiso darse cuenta ya estaba parado frente a la cama. Viendo ese pequeño bulto envuelto en una sábana, el mismo que se sacudía entre el llanto y la desesperación. Sus pequeñas manos se aferraban a la almohada como si realmente fuera un lugar seguro. Aun podía escuchar sus propios latidos y la tremenda necesidad que sintió al verlo tan frágil. Sus manos picaron, quería consolarlo, quería abrazarlo y no soltarlo. ¿Pero porque había sentido todo aquello? Una vez más no tenia respuesta para sus preguntas. Pero cuando lo tuvo acurrucado en su pecho entendió absolutamente todo, al sentir el toque de aquellas pequeñas manos y hundió la nariz en su pelo, sintió que de pronto había encontrado su propio hogar.
Lo recordaba como si hubiera pasado ayer
— ¿Estás bien? —había preguntado. Y luego se había reprendido a si mismo. ¿Qué clase de pregunta estúpida era esa? Era obvio que no lo estaba.
—Déjame HyukJae, no quiero hablar —pudo escuchar el profundo dolor que sentía, su voz sonaba rota y eso hizo encoger a su propio corazón ¿Cómo podía estar sufriendo de esa forma? No lo sabía, pero estaba seguro de que no lo merecía.
ESTÁS LEYENDO
Anhelo (Eunhae +18)
FanfictionDongHae está a punto de luchar contra sus propios demonios y aceptar después de mucho tiempo, cuan enamorado está de HyukJae.