Narra Mark:
Dos cosas son las que no puedo borrar de mi memoria sobre la luna de miel, la primera es asquerosa, es que estuve vomitando por las estúpidas náuseas que fueron extrañas. Y la segunda, fue que estuve atado a merced de mi esposo, al menos unas 4 o 5 noches, y la evidencia quedó en mis muñecas, era un leve tono rojizo.
Sin embargo y apesar de estar con mis manos ajustadas, Perth no fue un completo salvaje y eso lo sé porque no hubo dolor en mi cuerpo, ni en mi trasero, menos en mis manos, fue un caballero. Y estando en la isla, no fue capaz de dejarme descansar; fue un viaje en el que literalmente, lo hicimos en todos los rincones o donde nadie nos vio.
- ¿En qué piensas? - Me pregunta, acariciando mi espalda.
- En qué me quieres encadenar a la cama, ¿te volviste loco? - Le reclamo riéndome en mi corazón.
- Más loco te volviste tú, por querer escapar. - Contesta de inmediato.
- ¿Quién dijo que quería escapar? ¡Solo fue una pregunta al azar! - Por un momento, sentí como mi enojo aumentaba.
- ¡Pues no me hagas ese tipo de preguntas! - De alguna forma, pude sentir que Perth también se estaba enojando.
- ¡¿Estás jugándome una maldita broma?! ¡¡Porque no me parece divertido!! - Entonces mi voz cambió de tono. Lo que hice fue una pregunta sin importancia.
- ¡¿Acaso me ves riendo, Mark?!... - Cubre mi boca cuando estoy por contestar y me dice. - No sé si estabas buscando una pelea; pero ya arruinaste mi buen humor. Dormiré en otra habitación.
Luego de darme un beso en la frente, sin dejar de cubrir mi boca, fue el momento en que Perth se sentó a la orilla de la cama y no quise dejarlo ir, ¿cómo podré dormir sin sus brazos rondeándome? No pude aceptar su idea de dejarme solo en esa inmensa cama, así que me levanté de inmediato y me enredé en su cuerpo para que no pudiera levantarse.
- ¡Mark, suéltame! ¡No quiero seguir discutiendo! - Se queja, pero no me aparta.
- ¡Ya entendí! Por favor no te vayas.
- No me hagas ese tipo de preguntas... Perderte ya no es opción para mí.
Es la primera vez que discutimos con Perth desde que él actúa como mi verdadero esposo, la reconciliación fue más que perfecta, y no, no me hizo el amor, solo me llenó de besos el rostro y me abrazó toda la noche; al menos a la mañana siguiente ya era un nuevo y hermoso día, sin necesidad de recordar del incidente de la noche anterior.
Como todas las mañanas, Perth me acorraló en todas partes, en el clóset, en la ducha, en el tocador, en la puerta de la habitación, y no bastándole, también en la cocina, mientras me daba muchos besos. Después, se iba al trabajo con total tranquilidad, claro que no se va sin antes dar órdenes de cuidarme como si yo estuviera hecho de cristal.
- ¡YA LLEGUÉ AMOR! - Lo escuché desde la habitación y bajé corriendo las escaleras para lanzarme a sus brazos.
- ¡Perth! ¡Te extrañé, te extrañé muchísimo! - Dije antes de darle un leve beso en los labios.
- Yo te extrañé mucho más. ¿Ya cenaste? ¿Quieres salir a comer esta noche?
- ¿Adónde iremos? - Pregunté con mucha emoción y curiosidad.
- Ve a vestirte y descúbrelo... - Me bajé de su cuerpo y corrí hacia la habitación. - ¡NO CORRAS POR LAS ESCALERAS!
No es primera vez que Perth me regaña por subir y bajar las escaleras corriendo; dice que puedo caerme y golpearme tan fuerte que hasta podría morir, ¿entonces qué hará él sin mí? En un principio, me parecían divertidas esas palabras, con el tiempo he agarrado ternura en ellas, porque lo que mi esposo no sabe, es que yo tampoco creo ser capaz de estar sin él.
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Solo Un Contrato "PerthMark"
FanfictionMark es un joven trabajador que fue enviado a Corea del Sur por su abuelo, después de desheredarlo. Sus padres murieron cuando él era un niño y él guarda muchos secretos desde aquel terrible accidente en el que perdió a sus padres. Por uno de esos s...