CAPÍTULO XII

14 1 0
                                    


Donnie y Josh estaban disparando cuando, este último dejó de hacerlo para girarse hacia su mejor amigo.

- ¿Sabes que Dreane quiere matar a Leah? -

- ¿De verdad? Por algún motivo no me sorprende. - Contestó Donnie.

- Pues sí, se enteró de vuestro "paseo romántico" nocturno. -

El chico dejó el arma para girarse hacia su mejor amigo.

- No fue un paseo romántico, Josh, solo no quería hacer clase y dimos una vuelta. -

- Claro, porque es súper normal que dos personas que se quieren vayan a dar un paseo solo por aburrimiento, ¿no? Bueno, da igual, a lo que iba, se enteró de vuestro paseo nocturno, y como Leah lo soltó todo anoche no le hizo gracia, de hecho, cuando todos estábamos en el cuarto, menos tú, claro, porque estabas haciendo vete tú a saber qué con la instructora de tiro, Dreane vino al cuarto para decirnos que todo era mentira, en nuestro cuarto se armó jaleo, le gritaron que solo creían a Leah, y que si ella lo decía probablemente sería verdad, que ella no tenía razones para mentir y que ella nos protegía, cosa que él no, y por eso confiaban más en ella que en Dreane. -

- Me gusta como piensan... -

- Mmm... Sí, y es cierto, así que... -

- ¿Tanto se lió? -

- Deberías haber estado, yo ya estaba a punto de dormir cuando todas las luces se encendieron de golpe y entró Dreane, quien parece que se cree mucho para encender todas las luces y molestar a los que intentábamos dormir, ¿sabes? Y pues solo venía a decirnos que Leah había dicho mentiras y tal y cual, pero entonces, se escuchó la primera queja diciendo que ella no mentía, y seguida de esa, cientos de quejas más, acabaron todos gritando defendiendo a la instructora de tiro, y Dreane se vio obligado a irse de allí porque no iba a convencernos de nada, pero antes de que se fuera me preguntó por ti, porque había notado tu ausencia, y le dije que habías ido con Leah, como ella te lo había dicho, después de ahí, no sé si fue a la sala de tiro y al no encontraros os buscó o qué pasó, pero se enteró y está de muy mala leche, quiere matar a Leah, ya te lo he dicho. -

- Lo de anoche, Josh... -

- ¿Sí? - 

- El cuarto de Leah y el de Dreane comparten pared, por eso ella lo sabe, y no miente, porque le pedí acompañarla hasta su cuarto y empezamos a escuchar ruidos del cuarto del superior. -

- ¿Ruidos? -

- Sí, ruidos obscenos, Joshua. -

- ¿Por qué la acompañaste hasta su cuarto? -

- Quería hablar con ella sobre algo. -

De pronto, Josh se puso pálido, y cogió de nuevo el arma para seguir disparando. Donnie no entendió nada hasta que la voz de su instructora lo asustó.

- ¿Habéis acabado de hablar? ¿Queréis que paremos la clase, vayamos por unos cafés y nos montamos aquí una terraza de bar? -

- Lo siento, Leah. -

- Es culpa mía. - Se culpó Josh. - Lo siento, solo había puesto al día a Donnie, culpa mía. - 

- Que no se repita, os recuerdo que estamos aquí para que vosotros disparéis a vuestro objetivo, no para que vosotros seáis mi objetivo. -

Donnie se apresuró a seguir disparando, pero su mente viajó a infinidad de pensamientos. ¿Por qué Dreane no despedía a Leah si ella hacía cosas que a él no le gustaban? Es decir, ellos ya eran mucho mejores en armas, ya no se romperían la muñeca por mucho que la instructora no fuera buena, y siempre se pueden encontrar mejores, alguien menos amargado, quizá. El chico empezó a sospechar que Leah y Dreane tenían algún tipo de relación, ¿Quizá él era amigo de algún familiar de la instructora? Además, ¿No fue el padre de Leah quién la obligó a venir aquí? ¿Por qué había otras candidatas si la obligó a dejar toda su otra vida? ¿Por qué la obligó a dejar toda su vida formada allí? Si él se quedó, ¿Por qué no podía quedarse con él? Lo que nos lleva a otra cosa, su padre se la llevó de allí cuando estuvo a punto de tener una relación con un chico de allí, ¿Y si la mandó aquí para que no pudiera tener esa relación? Y si eso era así, ¿Si su padre se entera de que ella se enamora de alguien más aquí o lleva una relación con alguien de aquí se la llevará a otro lado? Eso no tenía ningún sentido, pero Leah dijo que había crecido en un ambiente alcohólico y drogadicto, por lo tanto, ¿Quién sabe cómo está ese hombre de mente? Jamás le preguntó si su padre la agredía de alguna forma, aunque, bien pensado, seguro que ella no se lo contaba, no era de su incumbencia solía decir, así que, seguramente, ni siquiera quería contestarle a esa pregunta. Debía dejar de pensar en todo eso, no era de su incumbencia lo que pasara con su instructora o no, a fin de cuentas, solo eran amigos, ¿no? No había ningún motivo para que eso fuera a más, ella solo lo veía como su alumno favorito, y ya está.

LA ENTRENADORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora