Leah apretó la mandíbula con fuerza y su mano se deslizó hasta el arma que llevaba en su cintura.
- ¿Es cierto? -
La instructora miraba a su superior con los ojos inyectados en sangre, de no ser humanamente imposible, Leah habría empezado a echar llamas por los ojos.
Donnie quería levantarse y acercarse a la instructora para calmarla, pero sabía que aquello solo empeoraría la situación, así que decidió quedarse en su sitio y esperar el próximo movimiento. Y no fue el mejor.
Cristina y Leah empezaron a discutir acaloradamente, y esta última, en un acto reflejo, sacó el revólver de su cintura y apuntó directamente a la cabeza de su superior quitando el seguro del arma.
Cuando un tercero entró a la sala, los alumnos más cercanos a la puerta retrocedieron, y Leah, que lo había visto, lejos de sentir miedo, miró a Dreane como si también quisiera matarlo.
- ¡Leah! ¿¡Se puede saber qué hace!? -
- ¿Por qué no mejor se lo pregunta a ella? - Contestó Leah guardando el arma tranquilamente.
- Vaya a mi despacho, ¡Ahora! -
- Voy, voy. -
La instructora, con una sonrisa, salió del comedor y se dirigió al despacho de Dreane, donde tomó asiento delante de la mesa y se cruzó de brazos esperando a que su superior hiciera acto de presencia.
Cuando apareció, no estaba contento precisamente, y aquello hizo sonreír a Leah.
- Bien, capitán, ya estoy aquí, ¿Qué necesita de mí? - Bromeó ella.
- No estoy para bromas, Leah, no puede hacer lo que acaba de hacer. -
- ¿Proteger mi honor? Oh, y tanto que lo haré, jefe. -
- No puede... Amenazar a quien le venga en gana. -
- ¿Y por qué no? ¿Acaso ella puede venir a atacarme cuándo le venga en gana? -
- Es diferente. -
- Claro, es diferente porque usted y ella se pasan la noche follando y eso le da su protección, ¿No? - Se quejó Leah.
- ¡No sabes de lo que hablas! -
- ¡Dreane! ¡Su cuarto está junto al mío! ¡Si quiere que los secretos de ahí no se traspasen a mi cuarto, no haga tanto ruido! -
- Eres insoportable, cállate ya. -
- No, joder, cállate tú y escúchame, Dreane, ¡No voy a callarme! ¡No voy a callarme ni dejar de proteger a Donnie! ¿¡Quiere saber algo!? ¡Es mi favorito! ¿¡Y qué!? ¡Eso es así porque es buena persona, está dispuesto a aprender y le gusta! ¡Cosa que al resto les importa una mierda! ¿¡Entiendes!? -
- Leah... - Advirtió Dreane.
- ¡Se acabó! ¡Aquí se acaba esta conversación, jefe! - Soltó la última palabra con desprecio antes de levantarse y dejar el despacho de Dreane.
- Estoy harta de esos desgraciados... - Murmuró Leah mientras preparaba las armas. - No hagas esto, no hagas lo otro... Joder, si me dejaran dormir por las noches, yo estoy a punto de... -
- ¿Leah? - La instructora se giró para encontrarse con Donnie. - ¿Necesitas ayuda? -
- Ya que estás aquí... - Ella le entregó la caja de las armas. - Llévala fuera, por favor. -
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LA ENTRENADORA
Novela JuvenilLeah es la nueva profesora de armas en uno de los lugares más peculiares del mundo, pero toda ella oculta secretos y misterios.