PRÓLOGO

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Bora se sentó en el regazo de su madre. Observó curiosa a la pequeña niña cachetona de ojitos oscuros que yacía sonriente en el piso jugando con un peluche de dragón rojo y brillante. Siyeon no levantó la mirada. Al contrario de eso, continuó jugando. Estaba feliz.

— ¿Cuánto falta para que entre a prescolar? —la mamá de Siyeon también sonrió.

— Una semana. Ya casi. —tomó un corto sorbo de su té con miel caliente. Finalmente, su hija miró a Bora, pero la sonrisa se le borró, ahora solo miraba con el ceño fruncido. — Siyeon me dijo que está emocionada. Espero que todo vaya bien.

— Oh, ¿sí? Empezarán juntas, entonces. Bora irá junto a Siyeon. ¿Qué te parece? Tal vez nuestras hijas terminen siendo mejores amigas... Como nosotras. —completó con una sonrisa sincera. — Quise que estuviera en el mismo lugar porque sé que eres igual que yo. Comentaste que ese establecimiento es de confianza, ¿verdad? —cruzando las piernas en el sillón individual, alzó una ceja. — Eso me tiene algo preocupada.

— Conozco a la directora. No te preocupes. Además, como dices, puede que Bora y Siyeon sean amigas en el futuro, inclusive desde ya. Ambas podrán cuidarse. Tengamos ese pensamiento. —Siyeon no dejó de mirar la situación. Estaba tratando de comprender lo que pasaba. Bora igual. Las dos se miraron, de nuevo. Siyeon ladeó la cabeza. Bora movió un poco su brazo. Siyeon parecía un perro. Trató de averiguar qué hacía esa niña en su casa, cómo se llamaba. Por qué estaba ahí.

— Mamá. —la vocecita finita de Siyeon resonó en toda la sala. — Mamá. —repitió. La señora Lee se levantó enseguida de su cómodo asiento. — Tengo hambre. —su madre la cogió en brazos.

— ¿Hambre, Singnie? —su hija asintió. — Puedo prepararte chocolate caliente. ¿Mhm? ¿Suena bien? —Siyeon volvió a asentir. Feliz. Contenta. — Pero primero le preguntaré a Bora si quiere también.

Siyeon puso cara mala. Se quedó callada. Luego de preguntar, su madre se puso en marcha. La niña seguía sin entender. Decidió cuestionar.

— ¿Quién... Quién es esa niña? —apuntó desde la cocina con el dedo.

— Siyeon. No hagas eso. Es de mala educación señalar. —Siyeon bajó la cabeza. — Es hija de una amiga. ¿Ves? La señora que está sentada. Bueno. Ella.

— ¿Por qué está aquí? —otra pregunta. Su madre alzó los hombros.

— Quería verme. Hace mucho tiempo que no nos juntamos. Nos extrañamos. ¿Comprendes, bebé? —la niña levantó su pulgar en sinónimo que sí. — Ve a la mesa del comedor. Estarás con ella.

— ¿Con la...?

— Con la niña, sí, Siyeon.

Siyeon negó.

— No quiero, mamá. No.

La señora Lee rio bajito.

— Anda. Solo será un momento. Comes y te vas con papá. No tarda en llegar de la fábrica. Vamos. Te acompaño. —Siyeon tomó fuerte su mano. — Te estaré observando desde la sala. No pasará nada. Mami te ama, ¿sí?

— Sí... —terminó por sentarse. Siyeon mantuvo la vista gacha cuando Bora tomó asiento en frente de ella. La niña imitó su acción. Comieron y tomaron en silencio. Pero Bora añoró por preguntar por qué Siyeon no le hablaba. ¿Acaso daba miedo?

— ¿Cómo... Cómo te llamas? —los dedos de Siyeon se aferraron rígidos a la taza de Marvel. Bora agarró una galleta de chocolate de la bandeja.

— Siyeon... Soy Siyeon. —una sonrisa tímida apareció en sus labios. — ¿Tú?

— Bora. —respondió firme. Después, ambas se sonrieron. — Lindo nombre, Siyeon.

— Igual...

Creo que lo que dijieron sus madres se cumplió.

{...}

Best Friends [suayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora