CAPÍTULO Ⅹ

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Sentadas en la cama de la habitación de su amiga, Bora recorrió algo furiosa el algodón con agua oxigenada por la mejilla derecha lastimada de Siyeon, quien enseguida bajó la mirada, avergonzada.

— Lo siento por...

— Solo es agua, Siyeon, lluvia. —susurró, con el ceño fruncido. — No es para tanto. Calma.

— Gracias por venir a verme...

— Me gustó bastante ir a la cancha con papá... Además, lo prometido es deuda, ¿no? —Siyeon asistió, ejerciendo una media sonrisa. — ¿Y... Sueles lastimarte seguido jugando a esta cosa? Estoy más que segura que ese chico debe disculparse contigo... ¿Cómo se llama? ¿Qué le pasa? Todavía sigo muy enojada. Es un imbécil.

— Mhm. Sé que estarás siempre ahí para curarme, así que no me preocupo. Pueden golpearme todo lo que quieran. Y... Para. Te dolerá la cabeza. Él no sabe lo que hace, está medio loco, déjalo.

— Singnie... —su tierno llamado provocó en Siyeon una risita.

— ¿Qué? No me perderás por un tonto golpe en la mejilla o en la pierna, Bora.

— No quiero que nadie te lastime.

— ¿No? —susurrando, Siyeon la ayudó a posicionar su cabeza en su pecho. Cuando se acostaron, Bora aprovechó en enterrar el rostro en el cuello de Siyeon. — Prometo que ya nadie podrá lastimarme, ¿mhm? Ya no.

— Siyeon, yo... Tengo que irme. —Siyeon acarició su cadera, ignorando un poco sus palabras. — Singnie.

— ¿En serio no puedes quedarte conmigo esta noche? —la muchacha tragó saliva al sentir las manos de Siyeon en su trasero, haciendo presión.

— Singnie.

— A mamá le gusta que comas con nosotros...

— ¿A ti no?

— A mí me gusta comerte, Bora. Me encanta. —Siyeon levantó su mandíbula para poder robarle un beso atrevido en los labios. Corto. — Anda. Quédate conmigo. Démonos una ducha rápida y luego bajemos... A cenar. —completó. — Por favor.

— Oh. Me gusta ducharme contigo. —de nuevo, sus labios se tocaron. — Que me beses.

Mi linda puta.

Bora sonrió sonrojada ante eso.

— Mmm. —gimoteó cuando Siyeon abrió sus cachetes blancos, suaves, redondos.

— Vamos, busquemos ropa cómoda, amor.

Siyeon la alzó mientras la abrazaba por la cintura.

— Tratemos de no tardar, ¿sí? —por las dudas, Siyeon cerró con llave la puerta del baño. La chica bajó la mirada. Otra vez. Sus ojos observaron para otro lado. Bora frunció el entrecejo. Quería que Siyeon la mirara, como siempre. Que le clavara los dientes en el abdomen.

— ¿Por qué no me miras? ¿Por qué te pones tan tímida de repente? —Bora se quitó la falda clara, murmurando confundida. — Siyeon.

— Entra. Ahí voy contigo. —Siyeon la observó de espaldas, corriendo la cortina oscura. Lentamente, se desvistió, oyendo sin expresión el sonido constante del agua chocar contra la cerámica colorida. — ¿Quieres que te lave el cabello? —preguntó mientras sostenía su cintura en sus manos delgadas. Bora no dijo nada, solo movió la cabeza en sinónimo que sí que lo necesitaba. Cerró los ojos. Se estremeció un rato cuando percibió su masajeo tímido en su nuca.

— ¿Te quedarás a dormir? Sabes que siempre hay lugar para ti en mi cama. Te quiero conmigo hoy, Bora. —al momento de finalizar el baño, Siyeon secó el pelo de Bora. — Te ves hermosa, ¿mhm? Nunca dejas de sorprenderme. Linda.

Best Friends [suayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora