En el cementerio

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Londres 1613


Las nubes negras anunciaban una tormenta que no tardaría en llegar, el ambiente era sombrío con notas grises y vientos helados agitando las ramas secas de los árboles de forma espeluznante. Ahora mismo, varias personas se encontraban reunidas para despedir a un viejo amigo, al que algunos podrían considerar también un héroe.

-¿Tenía familia? Preguntó un señor con sombrero de copa, vestido de negro como se debía en estas ocasiones.

-No, nunca se casó ni tuvo hijos y al parecer era hijo único, pero tenía muchos amigos por eso las flores.

Señalé las rosas blancas del suelo.

-El señor había sido mi jefe por diez años en la pastelería, era uno de los mejores, todos querían probar su pan aunque él nunca fue feliz por eso, siempre que podía escapaba al teatro y estuvo rodeado de gente culta, amante de las letras, buenos diálogos y conversaciones. Ahí se encontraba su felicidad. Si hubiera aprendido a leer seguramente habría cargado un libro con él siempre.

-Era una persona muy querida.

Dijo uno de los señores detrás de mí.

-Sí, el señor, él era...

No pude terminar de hablar, la situación era muy triste. Considerando que había sido como un padre para mí.

-Escuché que ayudó a crear algunas de las obras en el teatro, tenía mucho talento.

Recordé la vez que habíamos terminado temprano y lo encontré hablando solo, recitando diálogos inventados mientras lo veía desde la puerta. Si tan solo hubiera aprendido a escribir. Hubiera podido plasmar sus ideas.

-¿Sabe cómo fue que murió?

Preguntó la persona a mi derecha.

Tomé un respiro antes de empezar a contar la historia.

-En un incendio. El teatro al que le gustaba asistir se quemó, al parecer había gente, él quiso ayudarlos, apagarlo, gritó por ayuda, las llamas eran muy grandes. Aun así, entro varias veces para poder sacar del fuego algunas de las obras que tenían escritas. Cuando salió la segunda vez, aún tenía fuego en el cuerpo, consiguieron apagarlo, pero murió. 

Recordé al señor William en el suelo fuera del teatro mientras las llamas lo devoraban. 

-Lástima que no fue escritor, hubiera sido muy bueno.

-Nunca recibió el apoyo, creían que no era algo que valiera la pena.

Todos guardamos silencio viendo la lápida.

"Morir, dormir...¿dormir? Tal vez soñar.
William Shakespeare 1564-1613"

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