El mundo tenía miedo, nadie estaba seguro, caminar solo ya de por si era un peligro, no se podía estar ni en el parque, la biblioteca o su propia casa con total tranquilidad. Los ataques habían comenzado no hace mucho. Es normal que cuando una persona comete un delito la culpa no los deje vivir. Por eso es que todos tenemos conciencia, lo que nos identifica como seres humanos y nos permite distinguir lo bueno de lo malo, una moralidad que nos hace sentir tan culpables al punto de admitir los más pequeños errores y delitos. Aunque claro, la vida nos mostraba que existían seres faltantes de este pequeño ser que nos susurra cuando hacíamos algo inimaginable. Era la cuarta vez que algo así sucedía, ahora podíamos decir con seguridad que era un asesino en serie.
En definitiva, era el mismo que había asesinado a una chica la semana pasada, solo dejando un rastro atrás del crimen. Una pequeña nota escrita a mano diciendo "Ha muerto" pero esta no era la primera nota que había dejado después de cometer un delito. Por eso creíamos que era la misma persona que rondaba desde hacía un mes. Buscando a su siguiente víctima, sin seguir un patrón o una idea de victima perfecta, solo dejando notas, mensajes que nos sugerían y nos llevaban a la siguiente escena.
La primera vez que nos avisaron sobre los delitos fue algo extraño, hacía mucho que no nos contactaban por un asesinato. Un chico, su cadáver fue encontrado en un parque escondido entre la basura que la gente llevaba a escondidas en la noche. Tenía tenis nuevos, un golpe en la cabeza y una mirada de espanto. Sin duda había sufrido mucho. Esa vez la nota solo tenía una dirección.
Gracias a la tecnología no tardamos mucho en dar con ella, el GPS nos llevó al lugar, era un viejo departamento en un edificio que tenía años derrumbándose. Paredes desgastadas, goteras y humedad en el techo y paredes. Ahí estaba era un muchacho joven pero muy alto, la segunda víctima, tenía marcas, señal que había peleado con su agresor lo que nos hacía suponer que el asesino era un hombre joven con la fuerza suficiente para someter a alguien. Lo que solo eliminanaba a una parte de la población.
Tenía poco de haber muerto. A diferencia de su primer victima el joven no tenía ninguna nota en los bolsillos de su ropa, fue como estar en un juego de escape, buscando pistas en ese departamento, alguna huella que nos llevara a la siguiente pista, al siguiente escenario. Uno de los policías fue el que encontró la siguiente pista de nuevo escrita a mano, la misma letra y el mismo tipo de papel, podríamos buscar la empresa que fabricaba el papel, las tiendas donde se distribuía y las zonas donde recientemente se había adquirido el papel. Pero fue más fácil encontrar la siguiente pista que estaba dentro de uno de los libros de la pequeña biblioteca del departamento.
La pista nos mandó a una biblioteca, era un poco fácil e irónico que justamente encontráramos aquel rastro dentro de un libro y nos mandara a una biblioteca, fue cuando descubrimos a la siguiente víctima. Era una señora, escondida entre los pasillos de los libros de filosofía. Parecía una especie de bibliotecaria, vestida con tacones y la ropa un poco arrugada. Junto a los libros de Heidegger. Las notas y los crímenes estaban relacionados con lo que escribía, por eso cuando encontramos el cuarto cadáver con la nota "Ha muerto" regrese a aquel libro de Heidegger de nuestra víctima.
No estábamos viendo algo, había un error en la recolección de pistas, por más que buscamos huellas dactilares o alguna señal de la persona que había cometido los crímenes no se encontró nada. Como si un fantasma hubiera aparecido y se hubiera esfumado solo dejando atrás una nota. Aunque claro era obvio que el criminal quería ser reconocido, si no porque otra cosa querría dejarnos un rastro que seguir, iba un paso delante de nosotros.
Ser y tiempo ese era el libro que nos guio y en cierto modo me ayudo a resolver el crimen. Fue nuestra primera pista de verdad, podíamos tomarlo para el siguiente crimen, tal vez en alguna parte del libro nos dijera cuando sucedería, antes de que apareciera la quinta víctima. La última nota no solo se refería a la víctima, también se refería a la muerte de Dios y la metafísica. Heidegger era mencionado en los libros de Gadamer, libros que se encontraban en el mismo pasillo donde fue encontrado el cadáver de la tercera víctima, la nota del segundo asesinato fue encontrado dentro de "El giro hermenéutico", Georg era el nombre de la primera víctima, nombre que compartía con Gadamer.
Pronto todo el departamento de policía estaba leyendo libros de Hans Gadamer, leyendo entre líneas y buscando en el lenguaje utilizado en las notas alguna huella que nos llevara a algún lugar. Las notas escritas a mano en papel blanco con tinta roja eran la única guía, pero al mismo tiempo un símbolo que utilizaba el homicida. Éramos como aquel cuento donde después de seguir las migajas de pan habíamos llegado al final del camino.
Es curioso como una clase de filosofía nos ayudó a resolver un crimen.
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Cuentos y peripecias
Random"Cuentos y peripecias a través de la imaginación de una estudiante que ama las letras y le gusta la filosofía" Son algunos de los cuentos que escribí mientras estudiaba en la universidad. Hay de toda clase y gusto, desde personajes de la Historia, a...