Nota: Olvidé agregar en lo anterior que los titanes también tienen su forma kaiju y pueden cambiar de forma a voluntad.
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Nunca había escuchado un rugido así, las cosas relacionadas con su propia especie eran desconocidas para él aún si se suponía que no tenía que serlo. Pero no tuvo a nadie que lo cuidara, no tuvo una familia, no fue instruido en la educación que debería, fue abandonado a su suerte. Lo más cercano a unos padres que tuvo fueron sus reyes, los mismos que se supone que lo tenían controlado fueron los que lo ayudaron y lo hicieron sobrevivir en este cruel mundo, mundo en el cual ahora podía escuchar a otro, otro como él, otro de los que se creían extintos estaba afuera de su volcán. Había pasado tanto tiempo desde que escuchó otro sonido que no fuera el de la lava rebotando en las paredes volcánicas y en si mismo, tanto que ni siquiera recordaba como era el mundo exterior y estaba ansioso de poder verlo nuevamente, tanto que no pensó en lo imposible que sería que otro Radon estuviera con vida.
Aun sin pensar en eso fue capaz de despertar de su letargo solo por aquel Rugido Abrumador que llenaba todos sus sentidos y no le permitía pensar correctamente. Rompió las cadenas que lo mantenían atado a la hibernacion he intento salir, siendo impedido por una gran tapa de metal resistente al calor, pero no resistente a él. Unos cuantos golpes fue lo que necesito para salir de aquella prisión de lava a la que se le fue puesta el nombre de hogar, aunque realmente no lo fuera para él, no después de todo.
Y cuando salio, nada de lo que se le fue mostrado le resultaba familiar.
La luz amarillenta azotó sus ojos y lo hizo parpadear un par de veces para poder estabilizar su vista, pero cuando lo hizo no reconoció nada. Sabía que había pasado unos cuantos milenios en su hibernacion, ¿o tal vez solo fueron unos siglos? Ni siquiera lo recordaba con exactitud, pero las estructuras cambiaron tanto como las reacciones que tenían los humanos al verlo. Construían cosas hacia arriba, similares a su templo - también desaparecido- que estaba situado cerca de su volcán. Con eso las caras de los humanos al verlo no eran de admiración o inferioridad con respeto, eran de terror puro, terror al ver al ver al demonio de fuego surgir de entre las llamas de su dominio, y por alguna razón se sintió satisfecho al ver eso, sentirse superior a otras razas le era satisfactorio y eso le confundía, pero aun así solo lo acepto como algo normal, después de todo, ¿quien no temeria al gran y poderoso demonio de fuego en su forma kaiju?
Sin embargo, la satisfacción duró poco. Visualizo una ave de metal a lo lejos que se acercaba a él mientras otras más lo rodeaban de lejos, eran extrañas ya que sus alas permanecían rígidas en su lugar, desprendían un extraño aroma que no podía identificar y su cuerpo permanecía interte en el aire, solo desprendiendo calor. De repente, soltó algo en su dirección que exploto al tacto con su piel volcánica, en aquella antigua cicatriz que tenía en su pecho debido a una batalla en la antartida. Le traía malos recuerdos el incluso verse en el reflejo, pues por más que lo intentaba no desaparecía, ni siquiera Mothra lo logro. No había sentido dolor en esa zona desde la tercera curación de la herida por la reina, hasta ahora. Cuando exploto en él, el dolor ardiente que sintió fue como miles de espadas apuñalando la sensible zona de su pecho. Enojo y desagrado fue el sentimiento que crecía dentro de él, era capaz de ignorar las olas de dolor constante que estaba sintiendo para despegar en vuelo, mandando por lo cielos a cualquier cosa cercana a él.
