Pas de reconnaissance

165 22 1
                                    




Agosto 2020




La habitación es impresionante, pero no compite con la vista, de alguna forma todo se siente mágico. Incluso ver por el balcón mientras tomo el café que trajeron hace algunos minutos.

El sonido de la ducha continúa, y me concentro tanto en lo que tengo al frente que me desconecto del resto.

Los botes, los colores coordinados como sí lo hubiesen hecho a propósito. Veo pasar un niño tomado de la mano de su papá, corriendo felices mientras se dirigen a algún bote de la marina que pertenece al hotel.

Mi cabello está suelto y se menea con el viento, hace brisa pero no llega a incomodarme.

Siento su mano correr mi cabello hacia el costado y luego unos besos bajando. Sus manos se entrelazan en el borde de mi cintura y algunas gotas caen en mi cuello.

— Buenos días, abejita.

— Hola tú. — Me volteo y sonrío ante la vista que me da, muchísimo mejor que la del Lago di Como.

Realmente estos días se han sentido especiales y únicos, llevo grabado en mi mente cada momento, los paseos en el yate, o el desayunar siempre a su lado. Se han quedado de forma permanente en mí mente y en mi cuerpo como si de tinta se tratara.

Me besa y disfruto de ello, mi mano aún sostiene la taza de café y no tardamos tanto en separarnos.

— Trajeron el desayuno, pedí algunos croissant y frutas, ¿está bien?

Asiente mientras me da la espalda. Se acerca a su área del closet y se quita la toalla sin pudor alguno. Durante estos días también ha aumentado nuestro nivel de confianza, no hay parte de mi cuerpo que no conozca, y no hay parte de su cuerpo que no haya visto ya.

— ¿Tienes todo guardado?

Como una de las fresas que han traído picadas y respondo. — Si, quisiera quedarme un poco más...

— Lo entiendo, amor, pero no está en tus manos.

Fabricio llamó el día de ayer, papá había empeorado y parece que el tiempo con él se ha ido acortando, por lo que nuestro viaje de una semana se quedó en unos días. Pierre había entendido y era quién me había dicho para salir el día de hoy en la tarde, pasaríamos la noche en su casa, pero antes debía visitar a mi papá.

— ¿Te gustaron estos días?

— Fueron increíbles, podríamos venir de nuevo, no?

— Siempre que así lo desees.

Sonrío y lo veo tomar asiento en la pequeña mesa que hay en la habitación, el calor está latente y no me molesta que se haya quedado con solo un pantalón mientras comemos.

Cerramos nuestras maletas y reviso que todo esté fuera de la habitación. Una vez que está todo, bajamos hasta el lobby, entregando las llaves y hablando sobre el por qué nos debemos retirar antes.

En minutos acomodamos todo en la maleta del coche, todavía no ha caído la tarde por lo que el clima es bastante fresco, y aunque el sol me agobia un poco no es mayor molestia.

Pierre conduce de vuelta a casa, con una mano en mi muslo y otra en el volante, mientras tararea una de las canciones del playlist que tenemos en común.

Mi vista se enfoca en el paisaje, espero poder volver pronto.



Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 22, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝗕𝗲𝗹𝗹𝗶𝘀𝘀𝗶𝗺𝗮 | 𝗣𝗶𝗲𝗿𝗿𝗲 𝗚𝗮𝘀𝗹𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora