La «Ceremonia de los Premios Vox» se organizaba en el mejor hotel del Infierno, uno de los orgullos de Beelzebub en Orgullo. Cuando Vox conoció el lugar y vio que contenía un acústico teatro, él financió las remodelaciones necesarias para que por más de tres décadas cada uno de sus eventos y espectáculos se organizaran ahí. El hotel era majestuoso, las zonas recreativas únicas y la comida espectacular.
Pero el nuevo hotel... era una joya de ingeniería y arte. El tipo de cosa que hacía que Vox fuera el mejor en el juego.
Los escenarios —cinco en total— eran movibles y rotativos, funcionaban mejor que un reloj suizo y hacían del trabajo atrás de bastidores mucho más fácil. Todo era una perfecta maquinaria inspirada en el Teatro Real de Madrid que se encontraba en el mundo de los vivos. Eso hacía que las escenografías más complicadas estuviesen armadas en el subsuelo y simplemente tuviesen que ponerse en la plataforma correspondiente para subir al escenario principal mientras este se guardaba en otro nivel. Además, una sola persona podía operar las más de 260 máquinas que hacían la magia de ese teatro llegar a ser algo más.
El día anterior Vox había llevado a Alastor a conocer el lugar, y hasta el otro Overlord había tenido que admitir que era una vista digna de admirar. Una oda al clásico teatro, real y en vivo, con la ayuda de la tecnología para crear magia frente a los ojos de la audiencia. Vox se tomó su tiempo para señalarle los palcos de la realeza y los asientos principales de los Overlords con el nombre de cada uno de ellos bordado en los asientos. Incluido el de Alastor, que jamás había usado. Vox confesó que su parte favorita era los asientos tipo paraíso, en lo más alto del teatro. Sí, sentarse ahí era terrible, pero cuando se estaba en el escenario, ver gente casi suspendida en las paredes altas y casi cayendo al vacío con tal de disfrutar la escena, era algo único.
Pero en ese momento, el teatro estaba repleto, él podía sentir a la gente hablar por sobre su cabeza. La estructura vibrando por la variedad de demonios que estaban sobre él. Vox se puso en posición sobre la plataforma elevadiza. Frente a él, Ruby tenía su tablet encendida, coordinando todo mientras Vox estuviese en escena.
Aunque esos premios serían bastante cortos, en realidad.
Vox se conectó a las cámaras de seguridad y le hizo una señal a su asistente, el demonio a cargo de las 260 máquinas. Las luces descendieron e inició la grabación pregrabada anunciando que todo elemento electrónico procedería a apagarse automáticamente. Cuando se era el Overlord creador de todo eso, no necesitaba pedirle a la gente que pusiera sus celulares en silencio cuando fácilmente él podía quitar la variable por completo.
Lucifer y Lilith estaban en el palco principal susurrando entre ellos. Charlie y el resto del personal del hotel estaban en otro palco, inferior al designado a otras realezas, pero con una buena vista del escenario. En el centro y ligeramente elevados del resto, estaban todos los Overlords ocupando sus lugares.
Vox sonrió ¿No era gracioso pensar que saldría a escena como tantos años, siendo el novio y juguete de Valentino, pero saldría de ahí como un demonio nuevo?
Ahí estaba Alastor, con su perpetua sonrisa y susurrando al oído de Rosie algo que hizo que ella lo golpease en el pecho con su abanico cerrado.
El teatro se sumergió en oscuridad por unos segundos y lentamente una tenue luz turquesa, similar a cómo luciría si la luz del sol atravesara tanque de agua, permitió a todos poder ver más allá de su nariz.
— ¿I.M.P. está en posición? —Vox preguntó.
Ruby asintió vigorosamente. Él miró a su asistente y pudo sentir su golpe de energía.
— Oh, estás feliz... En verdad no te agrada Valentino.
El cambio fue excesivamente sutil, pero Vox notó la curiosa mirada de Ruby, como si estuviese viviendo un tipo de déjà vu. Lamentablemente no tuvo tiempo de indagar demasiado. El tiempo estaba corriendo.
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Let me give you freedom
Fanfiction«Hazbin Hotel» [Alastor/Angel Dust/Vox] «RadioTvDust» Fue Valentino quien lo arrojó a los brazos de Ángel. Literalmente. Valentino lo hizo con desdén. Y fue tan irónico. Lo que comenzó como un acto de humillación se convirtió en lo más hermoso que...