¿Era algo intrusivo? Absolutamente.
¿Vox sentía algún tipo arrepentimiento por ello?
Para nada. Todo el mundo usaba sus poderes para su propio beneficio. Él solo iba perfeccionándolo.
La limosina se detuvo frente al hotel.
Vox sabía la ubicación de cada televisor en ese hotel. No solo eso. Gracias a los colosales avances tecnológicos que brindaba al Infierno, Vox tenía control sobre diferentes aparatos. Y, aun así, él se estaba quedando corto en la descripción de hasta donde podía llegar su poder. Muy pocos demonios sabían que Vox controlaba el internet y esa era la verdadera razón por la cual cada una de sus creaciones tenían acceso al wifi.
Y, por ende, Vox tenía un mapa mental del interior del hotel y sus habitantes. Él tenía ojos en cada cámara de seguridad y celular. Aunque estos últimos servían también como rastreadores. Después de todo, Vox se había encargado de que todo demonio se volviese dependiente de su celular, cargándolo a todo momento. Y en realidad, él había dedicado especial tiempo al análisis de mercado para que aún los más nostálgicos pecadores encontrasen un diseño de celular que se acomodase con su personal estética.
Vox investigó un poco más.
Y después de un pequeño cálculo mental, Vox podía teorizar cuántas habitaciones estaban ocupadas por el número de televisores y computadoras que había.
Vox sabía dónde se encontraba de la cocina debido a la locación de la cafetera y el refrigerador. A ese último le hacía falta huevos, así que él se tomó la molestia de realizar una orden a la cual agregó paletas heladas. Eso le llevó a confirmar que la hija de Lucifer tenía una cuenta premium para el hotel en V-Express, pero principalmente la usaba para tener acceso a la subscripción de V-Fresh que incluía la extensión de licorería. Así que la mayoría de los envíos para el hotel estaban destinados a la despensa.
En una reunión previa de Overlords, él había escuchado a Alastor hablar de Charlie como si ella fuese una joven entusiasta pero dispersa. Pero lo que Vox podía notar por su historial de compras era su interés por hacer las cosas bien y con orden, pero le hacía falta entender de administración.
— Ruby. —Vox miró a su asistente sentado frente a él— ¿Tienes tiempo para crear una aplicación a prueba de tontos para enseñar a manejar un hotel?
El pecador frente a él ladeó su cabeza sin entender. La perpetua sonrisa no desapareció de su rostro, como si esta estuviese pintada sobre la máscara lisa de teatro que era el rostro de su asistente. El flequillo de cabello negro que cubría su frente se movió como un cepillo, haciéndolo lucir aún más inhumano. Sus cuernos blancos con líneas negras casi tocaron la ventana de la limosina. Ruby movió sus pálidos dedos hacia el collar de cuerdas negras que envolvía su cuello, como señal de estar meditando su respuesta. Entre un segundo y otro, su asistente enderezó su rostro y asintió. Él apoyó su dedo índice sobre la marca en forma de corazón celeste sobre su esternón y dio dos golpecitos sobre este.
Eso era poco tiempo.
Vox pensó en lo fácil que sería manipular la publicidad en el celular de la princesa para que descargara la aplicación pensando que era un juego...
— No, olvídalo. —Vox negó.
Vox se obligó a enfocarse. Angel tenía razón, él encontraba entretenido el curiosear la vida de otros y luego arreglar los aspectos tecnológicos de las mismas. Era un mal hábito, pero uno que se sentía como un juego.
Aunque con Angel siempre era diferente. El pecador no juzgaba su poder ni intentaba tomar ventaja. Meses atrás, cuando Vox revisó las cuentas de Angel y se lo mencionó casualmente, él inmediatamente había recordado el cómo Valentino había reaccionado en un escenario similar. Si bien el otro Overlord estaba a favor de investigar a todo el mundo, él odiaba que Vox hiciera eso con él y había resultado en catastróficas consecuencias. Pero fue diferente con Angel, él primero se rio por un buen minuto y luego había dicho «Con cualquier otra persona creería que lo haces por controlador o celoso. Pero con solo oírte es obvio que para ti es como si hubieses visto mi poca eficaz manera de guardar los cubiertos y decidido organizarlos mejor». Lo cual... era exactamente el cómo Vox veía las cosas. No lo hacía por invasión a la privacidad de Angel —aunque entendía que fácilmente podía ser visto como tal— sino porque era algo que hacía todo el tiempo con todo el mundo. Era normal para él. Si podía hacerlo ¿Por qué no hacerlo?
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Let me give you freedom
Fanfic«Hazbin Hotel» [Alastor/Angel Dust/Vox] «RadioTvDust» Fue Valentino quien lo arrojó a los brazos de Ángel. Literalmente. Valentino lo hizo con desdén. Y fue tan irónico. Lo que comenzó como un acto de humillación se convirtió en lo más hermoso que...