La residencia de los Sano.
Había muchos adjetivos para describir este gran hogar, pero sin duda una de sus características más destacables, era ser muy ruidosa. Incluso a la mañana, ya había gente yendo y viniendo de un lado a otro, subiendo y bajando las escaleras con rapidez.
Si no era suficiente la presencia de estos cuatro hermanos, más su querido abuelo, también podrías encontrar a las respectivas parejas de estos merodeando por ahí en cualquier momento del día y hoy no iba a ser la excepción.
En la espaciosa cocina, se hallaba Emma preparando el desayuno a la par de Draken, quien venía todas las mañanas a despertar a su novio para ir a la escuela. Nunca había fallado en cumplir aquella rutina y siempre estaba dispuesto a ayudar a la pobre chica con sus escandalosos hermanos.
Ambos estaban concentrados, tostaban el pan, preparaban huevos en la sartén, panqueques para los que preferirían algo dulce y no se podían olvidar de el preciado café para el anciano. Igualmente, la tarea se volvía más liviana y entretenida gracias a sus conversaciones tranquilas. Era la única vez que podían tenerlas.
Pero recordemos a la familia de la que estamos hablando.
— ¡Keenchin! — interrumpió Mikey a sus espaladas, logrando que se dieran media vuelta — Necesito que me peines.
— No puede ahora Mikey, estamos preparando el desayuno — se adelantó a contestar.
— ¡Pero es urgente! El cabello de adelante está muy largo y es un fastidio — se quejó apartando los mechones de su rostro.
— ¡Entonces córtatelo!
— ¡Ni hablar!
— Entonces no te quejes y espera.
— Kenchiiin...— suplicó por última vez.
— Está bien — soltó un largo suspiro y dejó lo que estaba haciendo — Ve al sofá y trae el peine.
— ¡Sí! — salió disparado acatando la orden.
— ¡Pero Draken! No puedes cumplirle todos los caprichos para siempre. Así no cambiará — le recriminó con las manos en la cintura y ceño fruncido.
— No te preocupes, es Mikey después de todo, no va a cambiar — sonrió de lado antes de retirarse a la sala de estar.
La rubia lo miró con lástima. A pesar de ya tener sus propias responsabilidades, también se encargaba de cuidar a su hermanito las veinticuatro horas al día. Aún no sabía qué hicieron en su otra vida para tener a una persona tan amable como él.
— ¿Cómo puedo ayudarlo? — susurró pensativa.
— ¿Qué tanto murmuras Emma? — apareció Shinichiro sin que esta lo notara.
— ¿Pasó algo? — preguntó Wakasa quien venía atrás del otro.
— Ah, chicos, no es nada....Es solo que, me gustaría que Mikey fuera más independiente, ¡Draken lo cuida como si tuviera 5 años! — expresó su preocupación.
— Pues eso no es novedad, desde que Shin me los presentó, esos dos siempre fueron así — se lavó las manos para colaborar en la preparación del desayuno.
— ¿Pero por qué debemos tomarlo como algo cotidiano? Mikey dejó de depender de Shin y ahora se apoya en Draken.
— No me lo recuerdes, me duele en mi orgullo como hermano mayor — lloriqueó el nombrado, recibiendo unas palmadas de consuelo en la espalda de parte del peli blanco.
— Esto tiene que cambiar, Mikey tiene que ser más responsable.
— No creo que puedas, ni Izana con su terrible carácter ha logrado alguna diferencia — comentó el peli negro de brazos cruzados recargado en la mesada.
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Sᴡᴇᴇᴛ ᴍᴏᴍᴇɴᴛs | Dʀᴀᴋᴇʏ
Fiksi PenggemarDɪғᴇʀᴇɴᴛᴇs ᴍᴏᴍᴇɴᴛᴏs ᴅᴇ ᴇsᴛᴏs ᴅᴏs ᴛᴏɴᴛᴏs ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀᴅᴏs...♡ •°. Dʀᴀᴋᴇʏ •°. Dʀᴀᴋᴇɴ ; Tᴏᴘ | Mɪᴋᴇʏ ; Bᴏᴛᴛᴏᴍ •°. Esᴛᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ ᴇs ᴄᴏᴍᴘʟᴇᴛᴀᴍᴇɴᴛᴇ ᴍɪ́ᴀ. •°. Nᴏ sɪɢᴜᴇ ʟᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ ᴅᴇʟ ᴍᴀɴɢᴀ/ᴀɴɪᴍᴇ. •°. Mᴇɴᴄɪᴏɴᴇs sᴏʙʀᴇ ᴏᴛʀᴏs sʜɪᴘs. •°. Nᴏ sᴇ ᴘᴇʀᴍɪᴛᴇ ʜᴀᴄᴇʀ ᴛʀᴀᴅᴜᴄᴄɪᴏ...