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Despertar y darte cuenta que tu vida dejó de ser la de antes puede marearte un poco, ver el reloj correr a velocidad en un pestañeo, perderse con los hermosos paisajes a través de la ventana del bus, sumergirse en un mar de pensamientos que no dejan de atormentarme hasta que el sueño cierra esos ojos llenos de lágrimas. Seguro alguien la está pasando peor.

Todo comienza gracias a la llegada de un correo,en dónde resaltan letras grandes: SU PRIMERA OPCION DE CARRERA HA SIDO ACEPTADA, ni Baltazar podría calcular el nivel de emoción que sentí en ese momento, corrí a los brazos de mi madre y no pude evitar romper en llanto.

– ¿Qué ocurre? ¿Quién se murió? –pregunta mi madre totalmente anonadada ante mi reacción. Enseguida le enseñe el correo, la emoción no me permitía decir ni pío. ¿Qué creen? Mi madre me acompaño con lágrimas de felicidad y orgullo, capturé en mi memoria su carita y desde ahí supe que no podía permitirme defraudarla. 

Es por eso que: BIENVENIDOS A MI VIDA COMO FORÁNEA.

***

Son las 6 am, mi madre se encuentra preparando el desayuno mientras que mis hermanos se visten. Hoy es la triste despedida, tengo que ir a dejar a mi madre y hermanos al Ecovia para que puedan tomar el bus rumbo al terminal. Me visto rápidamente y les ayudo a empacar, traté de disimular lo mejor posible la tristeza y melancolía no quería que mis hermanos me vieran débil, yo soy su mayor ejemplo y necesito estar fuertes para ellos.
En fin, salimos de prisa para alcanzar a tiempo el bus, mientras caminábamos les iba contando algunas anécdotas sobre  mis primeros días en la Universidad, como la vez que me perdí y no supe cómo salir del edificio de Laboratorios o la vez que me emocioné al ver granizo caer del cielo. Fueron 10 minutos de total felicidad junto a ellos, los 10 minutos más cortos de mi vida, con el corazón apretujado me despedí con un fuerte abrazo de ellos y caminé de nuevo a casa.

Cabe recalcar que no era nuevo este sentimiento de despedida, porque pues ya llevo como 5 meses viviendo en la Capital pero se sentía como si hubiese sido la primera vez. Aún mi cerebro no procesa todo este radical cambio, aún me cuesta comprender que estoy sola en esta ciudad llena de peligros, aún me despierto con la esperanza de ver el rostro de mi perro y su intento de meterse en la cama, y así un sinnúmero de "Aún" que se quedan en simples palabras.

Al entrar a casa, mis lágrimas empezaron a salir sin detenimiento mi cuerpo empezó a sentir ese aire de total soledad, limpie mis lágrimas puse música de Morat y empecé a arreglar mi habitación.

Luego calenté el desayuno que me había dejado mi madre y prendí mi laptop para ver algún vídeo entretenido en Youtube. Las horas no dejaban de pasar, el tic toc era más veloz que Carapaz en medio de un campeonato de bicicletas y yo seguía acostada en mi cama viendo al techo y pensando en la nada.

–Basta, vamos hacer algo productivo. –me dije a mi misma toda animada. No quería hundirme nuevamente a un mar de lamentos. Así que, decidí arreglar mi armario y de paso a armar el outfit para ir a la U. Sin duda alguna, todo ese desorden me mantuvo entretenida la tarde entera y descubrí que tengo talento para armar outfits. Al día siguiente, me levanté temprano, prepare mi desayuno y me aliste para ir a la parada a tomar el bus.
Camino a la parada me tropecé con un chico, al parecer era nuevo en el vecindario, no lo había visto antes por estás calles, se disculpó y tomó rumbo al metro; sin darle mayor importancia subí al bus y tomé asiento cerca a la ventana, adoro ver el sol atravesar los vidrios y que esos cálidos rayos iluminen mi rostro.

Bajé del bus y empecé a caminar relajadamente mientras escuchaba "Sweet Caroline" de Sofía Carson, desde que ví la película "Corazón malherido" me enganché demasiado con las canciones y casi siempre las escucho, me hacen sentir como si estuviera en la película. Es asombrante como una simple canción puede teletransportarte a un escenario distinto. A veces sueño con la posibilidad de poder hacerlo, teletransportarme y poder ser la protagonista de las películas que yo quisiera. ¡Que loco! Lástima es solo mi cabeza imaginando imposibles. 
Ayer en la noche leí algo relacionado a esto, según ese artículo imaginar escenarios falsos en tu cabeza es un transtorno.

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