Advertencias - Trío. Doble penetración. Sumisión. Orgasmo denegado.
–¿Suga? – Kageyama escondió el rostro sonrojado parcialmente en el hombro del mayor quien había volteado sobre su hombro para encontrarse a Nishinoya en la puerta, confundido por la escena ante sus ojos –¿Me perdí de algo? – el menor de los tres intento moverse, pero la mano de Sugawara apretó la piel suave del muslo que sostenía, con el pantalón a medio bajar por todo el movimiento anterior, miro al mayor confundido por aquella acción
–Le estoy enseñando algunas cosas a mi adorable kohai– la sonrisa del albino delataba por completo sus malas intenciones –Es mi deber como su superior– el peli negro no entendía que estaba pasando entre ellos, solo sabía que lo mejor era salir de ahí en ese momento, para evitar avergonzarse más, desde su posición vio a Nishinoya pensativo, avanzó unos pasos cerrando la puerta tras él, dejo caer el bolso que traía colgado al hombro hasta hace un momento, caminando a paso seguro hasta ambos muchachos, Koushi se apartó del más alto consiguiendo que su rostro enrojeciera más, mantenía sostenido su muslo, impidiendo que cerrara las piernas, dejándole la vista del desastre que habían hecho sobre él
–¿Qué tal si dejas que tu senpai te enseñe algunas cosas? – Tobio alterno la mirada del albino al castaño buscando una respuesta
–Será solo si tú quieres– se inclinó para besarle la frente –Podemos parar justo ahora– y como para reafirmar su frase lo soltó, dándole espacio para moverse
–¿Y ustedes que harán? – inquirió con curiosidad, Nishinoya se cruzó de brazos haciendo una mueca pensativa
–Supongo que podríamos ir a casa de alguno y coger– Tobio casi se atraganta con su propia saliva mientras Suga reía –Ya me calenté y no me quiero quedar con las ganas– finalizó con firmeza, el oji azul un poco más recompuesto lo medito unos segundos, rememorando las placenteras sensaciones de antes y que el mismo había considerado seguir, con Suga, solo con él, ahora Nishinoya entraba en la ecuación, suspiró, tembloroso y nervioso
–Está bien– murmuró –Enséñame... senpai─ entendió que fue un error llamarlo así en esas circunstancias cuando sus pantalones y ropa interior volaron y tuvo al pequeño libero entre sus piernas con su lengua casi en la garganta, se tuvo que sostener de sus hombros gimiendo, lo besaba duro, sin compasión, buscando arrebatarle toda pizca de oxígeno, nublándole la cabeza con la lengua que se frotaba contra la suya, las manos más pequeñas deslizándose por la piel desnuda de sus piernas
–Noya déjalo respirar– golpeo con suavidad el hombro del libero quien soltó a regañadientes la boca del peli negro relamiéndose los labios con la mirada encendida, Suga se acomodó a sus espaldas, pasando la mano por su torso incitándolo a inclinarse y apoyar su espalda en él, una vez hecho esto sus manos viajaron camino abajo, rozando la piel expuesta que había dejado la camiseta a medio levantar, acaricio el interior de sus muslos muy cerca de su entrepierna aun dormida, deslizándose poco a poco, empujando sus piernas para que las abriera más dejándole espacio a Noya para explorar, el mencionado observaba en inusual silencio las acciones ajenas sobre el cuerpo del menor –Abre bien las piernas Tobio– jadeo cuando la lengua tibia de Suga se deslizo con suavidad por el lóbulo de su oreja izquierda, subiendo despacio, obedeciendo las órdenes del mayor separo más ambas piernas subiendo sus propias manos por su torso levantando más la camiseta que ahora le molestaba