Advertencias - Nipple play. Milk fetish. Eyaculación. Cambio de genero.
Muchas cosas habían cambiado durante el último año, demasiadas, comenzando por el hecho de que ahora tenía un precioso hijo de ya seis meses, un pequeño encantador y mimado que era prácticamente imposible despegar de su madre; esa hora otra cosa, la madre, a lo largo de su vida Iwaizumi se cuestionó si se casaría, si formaría familia y que tipo de mujer sería, cualquier conjetura que pudo haber hecho estuvo errada y es que tampoco habría creído si alguien le decía que terminaría en una relación con su amiga de la infancia, aquella preciosa castaña de cabellos largos y rizos perfectos, mucho menos si le dijeran que todo ocurrió por una noche de calentura solamente.
Oikawa se había enterado semanas después de ese encuentro que estaba embarazada de Hajime y por al menos un mes se lo escondió, ayudaba el hecho de que no se veían tan seguido y que sus caderas parecían perfectas para esconder un embarazo por lo menos hasta los cinco meses que fue cuando recién se comenzó a notar realmente que estaba en cinta; discutieron, Tooru lloró y Hajime fue incapaz de enojarse por demasiado tiempo con ella, su relación comenzó a cambiar luego de eso, de a poco fueron aún más cercanos y cuando la castaña estaba a pocas semanas del parto el castaño termino metiéndose en la cama de Tooru, entre sus sabanas y entre sus piernas; el bebé nació, todo muy bonito, si claro, hasta que volvieron a tener sexo; se negaba a admitirlo pero Oikawa le parecía aún más atractiva ahora, nada tenía que ver que sus pechos hubieran crecido por la leche, nop, para nada.
–Iwa-chaaan~ Taro ya se durmió– llegó canturreando con él, sentándose en su regazo y besándole la mejilla –Tenía mucha energía hoy– añadió acomodándose mejor, dejándole una vista privilegiada de su busto, tan cerca de su rostro, abrazo la cintura de la mujer en sus piernas dejando besos suaves por la piel desnuda de su cuello, apartó con suavidad el cabello que lo cubría volviendo a sostener esa cintura que le cortaba el aliento
–Aprovechemos que Kotaro duerme entonces– Oikawa rio coqueta, sentándose a horcajadas sobre Hajime, movió sus caderas contra él
–Me parece muy bien– empujo su pecho contra él, contuvo un jadeo cuando sintió presionando aquellas maravillosas tetas, su mirada viajo rápida hasta ellas y Tooru por supuesto lo notó, lo notó la primera vez, cuando Iwaizumi vio por primera vez al pequeño Kotaro pegado a su pecho, comiendo con ganas, lo notó y seguía esperando a ver qué haría al respecto, ya había pasado un tiempo y aun no se atrevía a hacer algún movimiento al respecto –Iwa...– con dificultad se concentró en el rostro de la chica, lo miraba seductora –Ya admite que te mueres por ellas– y mierda esa voz, esa jodida voz tan malditamente deliciosa, suave y aterciopelada, estaba seduciéndolo, igual que cuando la embarazo e igual que cuando se metió entre sus piernas poco antes de dar a luz, frotó sus pechos de nueva cuenta –¿No quieres ayudarme un poco?– las empujo de nuevo sintiendo feliz como el amiguito entre las piernas del morocho se levantaba contra su trasero –Se llenan muy rápido y empiezan a doler– asegurada por los brazos en su cintura se apartó lo suficiente para poder poner sus manos sobre sus pechos masajeándolos sobre la ropa –¿Podrías masajearlas?– Hajime gruñó caliente por la imagen, apretó a la castaña contra él hundiendo el rostro en ese par de pechos que parecían llamarlo