25: Desilusión

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Me quedo paralizada por unos segundos hasta que escucho el sonido de mi celular y eso hace que salga de mi ensoñación.

—Un gusto—le doy la mano a la chica con una sonrisa que parezca real, ella me da la mano y me sonríe de vuelta. Ya es hora de irme y dejar a Sofi con su padre.

—Pórtate bien—le digo a mi bebé y le doy un beso en la frente, ella asiente toda feliz.

—Por qué le dices eso, si mi princesa siempre se porta bien, ¿no es cierto?—Ansel vuelve a tomar a Sofía en sus brazos.

—No te dejes engañar de esa carita y esa hermosa sonrisa—digo tratando de que no se note mi tristeza y que no se escuchen los pedazos de mi corazón romperse. Ansel me mira y sonríe en mi dirección, segundos después toma la mano de la chica para llevarlas por algo de comer.

—¿Olivia no quieres venir con nosotros?—me pregunta muy amable Alice. Por supuesto que no quiero ir con ustedes y verlos agarrados de las manos y como me cuentan su hermosa historia de como se conocieron. Está de más decir que no dije eso.

—Muchas gracias, pero aún tengo trabajo que hacer justamente se me está haciendo tarde. Pasó por Sofía a casa de Nora a las 8–ni siquiera deje que me respondieran, simplemente me doy la vuelta y me marcho.

De camino a casa no deje de pensar en lo estúpida que soy por pensar que tendríamos una oportunidad y que Ansel me esperaría, ¿por qué lo haría? Si él es guapo y puede tener a la mujer que quiera, tengo algo de culpa porque yo fui la culpable porque lo alejé de mí.

Siento una opresión en mi pecho que casi no me deja respirar más un dolor en el alma que no me deja en paz. Cuando estoy al frente de mi puerta observo como está Caleb en la puerta esperándome.

De solo verlo voy hacia él y lo abrazo, me recibe en sus brazos como el buen amigo que es.

—Lo siento—me dice la verdad no entiendo por qué, me separo de él y lo hago pasar.

—¿Dónde está la traviesa de mi sobrina?—pregunta con una sonrisa buscando a Sofía con la mirada. Me giró lentamente hacia Caleb, entrecierro los ojos y lo miro fijamente.

—Lo sabías cierto—no lo puedo creer, él sabía que Ansel tiene novia y no me lo dijo. Ellos fueron juntos a la universidad y se hicieron muy buenos amigos, pero pensé que nuestra amistad estaba por encima.

—No era mi deber decírtelo.

—¿No era tu deber decírmelo?, no se supone que somos los mejores amigos que se cuentan todo.

—Sí, lo somos, pero Ansel también es mi amigo, no sentí que era correcto decírtelo—me siento tan decepcionada por partida doble.

—¿Desde cuándo lo sabes?—él más que nadie sabe de la esperanza que tenía, sabe de mis sentimientos por el estúpido de su ahora mejor amigo.

—Eso ya no importa.

—¿¡Desde cuando lo sabes!?—me estoy saliendo de mis casillas, odio que me mientan y más cuando son las personas que más quiero, Caleb ya no es el mismo de antes, aquel muchacho que era risueño y siempre tenía un chiste para todo ahora solo es una sombra, siempre está serio, amargado y ya no vive como lo solía hacer.

—Desde hace dos años—esto no puede ser posible, millones de veces le confesé mis sentimientos, le dije lo que sentía él mismo me aconsejo me dijo que quizás si tuviéramos un bonito final, él sabía lo que estaba pasándome, mi mejor amigo dejo que me ilusionara como una imbécil.

—Tú más que nadie sabías todo y no fuiste capaz de ni siquiera decirme que ya había iniciado una relación de dos años—le dije totalmente enojada.

Perfectamente imperfectos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora