final

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Los cuatro nos paralizamos unos segundos al ver que Sunghoon se quería lanzar por el mismo lugar que Ni-ki, por suerte Jaeyoon reaccionó rápido y pudo detenerlo antes de que cometiera un error. Nuestro amigo hizo que se sentara en el suelo mientras Jungwon corría a verle.

El estado de Sunghoon estaba empeorando con una rapidez alarmante, su tez en vez de ser blanca se estaba tornando rojiza, se notaba que le costaba respirar, Jungwon lo recostó en el suelo mientras Heeseung me hacía sentarme aún sin soltarme, lo abracé con todas mis fuerzas, tenía miedo, Sunghoon estaba muy mal.

Tuvieron que quitarle su sudadera y abrir su camisa para que pudiera respirar mejor, aunque no parecía tener mucho efecto, todos pudimos ver cómo su marca en el costado derecho de su cuello se iba cerrando lentamente, poco a poco su unión con Ni-ki se desvanecía. Las lágrimas de Sunghoon caían directamente al piso del vagón mientras este volteaba su cabeza hacia todos los sitios, estaba desesperado, algo dentro de mi se removió generándome preocupación, miré a Heeseung asustado y este lucía igual que yo.

—¡NO RIKI! ¡NO LO HAGAS POR FAVOR! —exclamaba Sunghoon, pero Hee y yo estábamos idos por lo que estaba sucediendo.

—¿Lo sentiste? —pregunté y él asintió, ese algo... O más bien alguien, se removía con violencia en mi interior, mi pequeño cachorro se removía extrañamente, me tuve que sentar porque sus patadas estaban siendo muy fuertes, Heeseung lucía bastante confundido, y estaba seguro que yo también lo estaba. Las patadas iban en dirección a dónde estaba acostado Sunghoon, me levanté aún cuando Heeseung me pedía que no me acercara, al final terminó cediendo y ambos nos agachamos a su lado, Heeseung detrás de mí colocando su pecho en mi espalda, así como si fuera arte de magia mi bebé dejó de patear, y aún más milagroso fue el hecho de que Sunghoon se calmó totalmente, sus lágrimas seguían saliendo pero él ya podía respirar mejor y su tez volvía a adquirir su tono natural.

Heeseung comenzó a acariciar mi cabello y mi panza, también limpió mis lágrimas que seguían saliendo sin control ante la imagen y la situación que estábamos presenciando. Pero el dolor que el pelirosa sentía aún era evidente, sus ojos incluso cambiaban de color pero respirar ya no le costaba tanto.

Ninguno de nosotros sabía cómo ayudar a Sunghoon, no éramos médicos ni enfermeros, el que más conocimiento tenía sobre el tema era Jungwon, así que él era el que se estaba encargando de nuestro amigo, pero ni siquiera así podíamos ayudarlo del todo.

Después de lo que parecieron horas de agonía para Sunghoon, Jungwon logró que se quedara dormido, aunque todos nos encargamos de verificar que estuviera con vida, teníamos que lograr que llegara hasta Busan, no lo íbamos a abandonar. Antes de caer dormido por completo Sunghoon se abrazó a mi, pese a las protestas de Heeseung.

Jungwon recostó la cabeza de Sunghoon en mi regazo mientras se sentaba frente a nosotros junto a Jaeyoon, luego colocó las piernas del pelirosa en las suyas, Sunghoon se removía aspirando con fuerza cerca de mi. No dije nada, seguramente era su única forma de confortarse.

—Resistirá, él es fuerte —todos asentimos, nuestro mayor temor era que su situación fuera como la de la mayoría de los omegas que perdían a su Alfa, no queríamos que Sunghoon muriera.

Nos mantuvimos en silencio mucho tiempo, Heeseung me acariciaba el vientre con suavidad, mi espalda estaba contra su pecho pues me había quitado la mochila para pasarla a uno de mis costados, su aroma me impregnaba por completo. Yo coloqué una de mis manos en el cabello de Sunghoon. Fue Jaeyoon quien decidió preguntar lo que todos queríamos saber.

—¿Cómo sobreviviste en ese sitio? Estabas en medio de tantas de esas cosas, todos te creímos muerto —mi labio inferior tembló y me aferré a las manos de Heeseung que estaban en mi vientre.

Train to Busan. ‹𝟹 HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora