Capítulo 3

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Existía una lista de situaciones hipotéticas que Hyunjin no deseaba experimentar, algunas buscaban evitar un momento vergonzoso o iniciar una discusión con su abuela paterna acerca de lo inservibles que resultaban ser la mayoría de sus familiares; sin embargo, había un punto redactado en tinta roja y subrayado con un color amarillo muy llamativo.

Recordaba las palabras vacías que sus tíos pronunciaban en las reuniones mensuales que tenían, les gustaba llegar al tema de las parejas predestinadas porque un gran debate se abría entre dos bandos: los que estaban a favor de encontrar a la persona que la Diosa Luna creo para ellos y el resto se dedicaba a describir las desgracias que eso atraería. Nunca explicaron las causas de su desagrado ante la idea de compartir su existencia con alguien más y Hyunjin tampoco se puso a investigarlo, él creía firmemente en que no desesperaría su tiempo con un desconocido.

Cuando se presentó como alfa, le pidió a la Diosa Luna que entregara su alma gemela a otro desafortunado, ahora su sangre hervía en ira al imaginar dicha situación.

Era un imbécil, había muchas señales presentándose frente a sus ojos y no pudo percatarse de que encontró a su destinado al inicio de su celo.

Algo sospechoso estaba pasando con su cuerpo desde que el castaño de orbes color miel se entrometió en su camino; su cerebro no dejaba de buscar olores parecidos a la menta, una sonrisa se construía en sus labios rectos al sentir sus dedos cosquillear por una sensación nunca antes experimentada y mantenía tranquilo a su corazón ansioso el repetir la canción interpretada por el beta para calmar a su lobo enfurecido.

Sus amigos habían notado el cambio drástico en su actitud, podía sentir las miradas cargadas de extrañeza al olfatear sus feromonas cuando pasaban cerca del edificio que contenía a los alumnos de Enfermería; las dos personas responsables de su lugar en el plano terrenal comenzaban a sospechar desde que pidió cambiar el olor de su incienso, dejar olvidada la manzanilla en la esquina de su habitación y sustituirla por menta no le ayudo a ocultar su secreto.

Seungmin resulto ser un polo completamente opuesto a su personalidad estricta, sonreía la mayor parte del tiempo y las probabilidades de que fuera empático eran altas considerando su interés por ayudarlo, aún si eso significaba recibir un golpe o empujón de su parte.

Hallar a su persona especial resultaba un problema, uno del que le encantaría deshacerse, su cabeza le mostraba ideas radicales para romper el vínculo creado por la Diosa Luna y estaba considerando hacerlo, pero los aullidos desesperados de su lobo lo detenían de concretar su macabro plan en donde no se enlazaría a ningún desconocido. Tal vez, darse la oportunidad de analizarlo y desenmascarar su carácter animado no sería un desperdicio, se daría a la tarea de descubrir si era digno de usurpar el corazón de su compañero.

El destino estaba jugando con sus neuronas centradas en la universidad, quería obligarlo a ver en una dirección poco interesante para él y le daría una pareja que no le traería beneficios a futuro; ahora lograba comprender el punto de sus familiares, la decisión tomada por su tío mayor tenía un nuevo significado y amaría copiar sus acciones.

Regalar a Seungmin con el mejor postor era una opción maravillosa, no le costaría buscar a un alfa u omega dispuesto a emparejarse con el beta amoroso, mostrárselo a su mejor amigo como si fuese una piedra preciosa entre millones de rocas grises le abría un mar de posibilidades para hacerlos enamorarse y así cumpliría dos objetivos en uno: dejaría de preocuparse por el sufrimiento innecesario de Chan y el vínculo que compartía con Kim no lo lastimaría.

No obstante, existía una criatura capaz de aniquilarlo si concretaba su meta y escucharlo gruñir en negación fue suficiente para desistir de cumplir sus caprichos.

Geyser || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora