Capítulo 6

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—¿Tienes planes para el sábado?

Seungmin desvió los ojos de las letras plasmadas en el viejo cuadernillo, enfocándose sobre el alfa situado a su costado, Yeonjun sostenía con fuerza los bordes del volante y cada cinco minutos veía el avance de los autos, continuaba siendo un paranoico, le aterraba la idea de estrellarse contra otro medio de transporte.

Sonrió sin notarlo, ternura recorría los rasgos finos pertenecientes a su rostro, el menor estaba acostumbrado a cuidarlo en todo momento y era curioso obtener esos tratos de una criatura tan descuidada como Yeonjun, tampoco lo juzgaba, parecían estar en la misma línea; ambos se preocupaban del contrario, incluso llegaban a olvidarse de sus propias necesidades, siempre había sido así y lo atribuía a la ausencia de adultos responsables. Compartían una relación cargada de actos recíprocos, daban y recibían en cantidades iguales.

Sus deseos de tener a alguien dispuesto a amarlo desaparecían, Jun lo adoraba demasiado, tal vez no era el amor que buscaba, pero ser exigente jamás jugaría a su favor.

A veces, aceptar la realidad y enterrar sueños resultaba dando frutos.

Detuvo el automóvil ante la luz roja del semáforo, aprovecho dicha pausa para ver los ojos opuestos, el contacto visual era un elemento común dentro de la familia Kim: simbolizaba confianza y honestidad, todos sus miembros entablaban conversaciones de aquella manera.

—Saldré con mis amigos, Chaewon nos invitó al parque de diversiones—respondió, su rostro brillaba gracias a la alegría, Yeonjun fue contagiado e imito la curvatura opuesta, colocando una sobre sus labios. Tuvo que observar la calle nuevamente, el semáforo le pedía avanzar.

—No me llevaras—dijo con indignación, su tono demostraba ira falsa. Yeonjun era muy apegado a él, compartían los fines de semana: cocinaban postres, realizaban sus tareas en pareja, limpiaban la casa y veían películas, aunque Min siempre obtenía regaños por parte del menor, quedarse dormido mientras apreciaba un filme era común.

Negó suavemente con la cabeza, recargándose en el asiento hecho de tela oscura, permitió que la música transmitida por sus audífonos lo inundara; le gustaba escuchar melodías clásicas, calmaba a su agitado cerebro e incrementaba su energía, solía considerarlo un componente importante al estar sumergido tantas horas en clase.

—¿Vas a salir también?—cerró los parpados, cansancio irradiaba de su anatomía mal nutrida, paso la noche sin descansar apropiadamente, el insomnio estaba volviéndolo loco y poco efecto surtían las pastillas recetadas por su psiquiatra.

Yeonjun mordió su labio inferior, dándole un giro de ciento ochenta grados al objeto redondo.

—Tengo que ir a casa de Ryujin, nos dejaron una investigación, tal vez vayamos por un helado después—Seungmin enderezo la espalda de inmediato, faltaban pocos minutos para llegar a su universidad, el menor había sido muy bondadoso al llevarlo, a pesar de poseer un horario ocupado.

Observo al mar de estudiantes que atravesaban la calle, algunos corrían con el miedo como combustible y otros jugueteaban junto a sus amigos, sonrisas decoraban los rostros desconocidos.

El vehículo se movió lentamente, Yeonjun buscaba estacionarse a un costado del pavimento, contuvo la respiración para no preocupar al menor y abrazo con fuerza el objeto atrapado en sus piernas pálidas, ese día amaneció acompañado de una extraña pesadez.

—¿Quieres que venga por ti?—Seungmin presiono sus labios, considerándolo por un momento, saldría a las seis y le tocaba cuidar de Jongdae, le arrebataría una hora al alfa, tiempo que podría empeñar estudiando para su examen de admisión a la universidad.

Geyser || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora