Geyser || Hyunmin

Capítulo 7

La agenda de sus padres siempre estuvo saturada, los descansos o visitas a lugares públicos eran imposibles, Seulgi e Inyeop utilizaban su poco tiempo disponible para la crianza de los Hwang menores y Hyunjin aprendió a aceptarlo desde que aquellos seres aparecieron en el vientre casi infértil de la alfa.

Estaba acostumbrado al aislamiento, las paredes de su habitación solían rodearlo cuando lo necesitaba y los sentimientos negativos escapaban en la madrugada, creció bajo los estrictos mandatos de la independencia, estar junto a personas externas a su burbuja le aterraba.

Desarrollo un interés enorme por libros y la historia detrás de cada mito contado con anterioridad. Pasaba las tardes encerrado en su biblioteca, leyendo todo tipo de géneros literarios, esos complejos trozos de papel crearon los ideales que lo regían en la actualidad. Conservo muchos años esa rutina: los sábados despertaba entusiasmado, pedía un desayuno ligero y cerraba las amplias puertas del lugar. Salía al ser saciada su satisfacción, obtener conocimiento nuevo le ayudaba a distraerse e incrementaba el dominio sobre áreas desconocidas.

Los ambientes ruidosos, mezclarse con desconocidos y apreciar sitios concurridos traían consecuencias dañinas para su estresada mente, lo atoraban en un huracán destructivo que prometía llevarlo hacia un hueco profundo.

Pudo exponer miles de excusas con tal de evadir el plan o inventar compromisos invisibles, las palabras negativas no abandonaron su boca y ver los ojos expectantes del beta terminaron por arrancarle las dudas. El lobo confiaba en Seungmin, sería capaz de entregarle la vida y Hwang deseaba saber la razón oculta. Detestaba la forma en que Kim lo doblegaba, una mirada cargada de sinceridad junto a una sonrisa y colocaría el mundo a sus pies.

El sentimiento tan invasivo comenzaba a carcomerlo sin darle oportunidad de escapar, tampoco correría, anhelaba encontrar las respuestas a sus preguntas confusas.

Sacarlo de su zona cómoda era complicado y por alguna extraña razón Seungmin lograba hacerlo, bastaba con regalarle una mirada, accedería inmediatamente sin importar el riesgo o si aquella situación brindaría sensaciones raras; estaba siendo orillado a experimentar cosas nuevas, no sabía los futuros resultados, solo esperaba que nada saliera mal o buscaría argumentos eficientes para tomar distancia del beta.

No había vuelta atrás, la omega planeo meticulosamente como se trasladarían, formo parejas para subirse a los juegos mecánicos y coloco puntos de encuentro en caso de que algunos desearan deslindarse del grupo. Chaewon era demasiado organizada y a ninguno de sus amigos parecía molestarle, le agradaba esa chica, aunque no completamente, jamás le perdonaría tocar a Seungmin como si fuese un juguete. Acordaron verse en la entrada del parque y regresarían juntos a sus hogares, asegurándose así que todos llegaran bien.

Hyunjin no lo pensó ni un segundo, le propuso a Seungmin recogerlo e irse juntos, los pretextos surgían de los labios ajenos y el alfa se aseguró de eliminarlos con una simple frase, su beta termino aceptando.

Presiono los dedos contra su palma, dudando en realizar la acción o regresar al vehículo lujoso, quería ser tragado por la tierra; continuaba ensimismado, prefirió poner primero las necesidades trogloditas del lobo negro a pasar horas leyendo y conviviendo con Binx.

Alejo los malos pensamientos con una sacudida, estaba comportándose como un niño caprichoso, inhalo profundamente hasta llenar sus pulmones y toco el timbre proveniente de la casa amarillo pastel.

La ansiedad devoraba sus entrañas, le asustaban los efectos del viaje improvisado.

El sonido de la puerta abriéndose lo sorprendió, inclino su cabeza para ver al responsable de que su rutina cambiara y la escena derritió nuevamente sus barreras: observaba atento cada reacción, una curvatura decoraba los labios carentes de líquido y mantenía su postura relajada ayudándose del umbral blanco, las piernas le temblaban un poco, caería al helado azulejo en cualquier momento. La preocupación empezaba a florecer, algo no iba bien y aquellas ojeras teñidas de morado oscuro le otorgaron respuestas.