Capítulo 13

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Aegon: 

Siento que estoy volando, sus labios son tan deliciosos, es como si me estuviera bebiendo la puta vainilla a la que huele, es adictivo, mi droga personal, como si la tuviera en la sangre, es imposible quitarla, estoy completamente intoxicado de ella.

Cada gesto me enloquece, esos tan inocentes que realizaba desde pequeña, hacen que pierda la razón, es como si me llamara, quiero ser yo quien le muerda ese labio.

Me quedo ahí tocándolo con unas inmensas ganas de tomarlo nuevamente, mí entrepierna está muy apretada en mis pantalones, explotará, está confundida, todo está magnificado, debo alejarme.

De la nada es ella quien me besa, sus manos van de mi cuello a mi cabello desatando mis rizos, halándolos ligeramente, provocando que un gemido se me escape. Su lengua entra en mi boca, es ella quien tiene el control ahora, pero eso sí que no se lo permitiré.

La tomo de la cintura colocándola a horcajadas sobre mí, deslizo mi mano por el lugar donde debería estar mi marca provocándole un escalofrío, toco su espalda, está tan entregada a mí que ya no soy consciente de quitarle el control, sino del calor de su cuerpo, de cómo muerde mi mentón, cómo esparces pequeños besos por mi cuello y yo de imbécil lo único que hago es gemir deseando que toque cada molécula de mi cuerpo.

Me separo ligeramente, tengo que detener esto a como dé lugar, no me podré contener, estoy perdiendo literalmente la razón y ella está confundida. La observo su cara expresa vergüenza, pena, arrepentimiento no sé cuántas emociones tiene su semblante.

-Perdón -susurra levemente -No sé qué me pasó, perdón -sus lágrimas comienzan a descender por sus mejillas.

-Su, sususuu -le digo reafirmando el agarre entre mis brazos -Escúchame Diara, no hiciste nada mal, no tienes que disculparte -respondo secando las lágrimas de su mejilla.

-No comprendo, me descontrolé, tu olor ¿Porque me gusta tu olor? No quiero que me guste -dice desesperada iba a responderme, pero me detiene.

-Le culpaba a Elena, por eso la hice sufrir más cundo llegué, porque aún podía sentirte a pesar de ser humana. Me engañé a mí misma, no quiero esto, no quiero que seas de nuevo el centro de mi vida, no quiero. Me rechazaste, me hiciste ser alguien que no quería, no quiero esto, has que pare, tuuuuu me rechazaste.

Esto me parte el alma, verla tan frágil, tan niña, como esa noche que rompí en pedazos su mundo.

-No sabes cuánto lo siento, no merezco que ni siquiera me mires, nada puede cambiar que te amo y que te amé desde que te vi.

-Aegon -eso fue más que suficiente para que mi cuerpo se llenara de una pequeña hormiguilla electrizante.

-Pero tu -la interrumpo.

-Tuve miedo, miedo de afrontar lo que sentía, de dar la cara y confirmarle al mundo que no te veía como una niña, como mi hermanita.Miedo de decirle a la cara a tu hermano que el ángel que tu papá nos había encargado proteger y que jure hacerlo era mi mate, la mujer que amaría el resto de mi vida. Nunca creí que me aceptarías el rechazo, solo quería tiempo para sobrellevar la situación, para poder alejarme sin dañarte, eras una niña, no estabas preparada para tener una pareja, cuando lo aceptaste me dolió tanto que me desmayé. No éramos mates comunes, eras y siempre has sido mi mundo, lo que me mantiene en pie, antes porque te esperaba, luego porque llenaste mi vida con tu sonrisa, después porque pensé odiarte y ahora porque quiero enamorarte, quiero que me ames como yo te he amado, como te amo.

No me responde, solo me abraza fuerte e inspira el perfume de mi pecho para luego suspirar y mirar hacia arriba, esos perfectos ojos negros conectan con los míos y me dicen la gran confusión que llevan dentro.

-No me dejes -pide muy bajito

-Nunca kostbar (preciosa)

Baja nuevamente su cabeza a mi pecho, aspira, se queda ahí durante mucho tiempo rodeada por mis brazos, hasta que su respiración me indica que se ha dormido. La tomo estilo princesa llevándola para el coche, llegando a su casa para dejarla en su cama.

-No te vallas.

Me dice dormida. Luis está en el marco de la puerta, me mira con una sonrisa dándome permiso. Me acuesto a su lado y de inmediato se abraza a mí, se me está haciendo costumbre dormir con ella, anoche no pude contenerme y entré por el balcón. Se nota tan tranquila, sé que le cuesta dormir, cada noche durante 12 años venía ayudarla, desearía que cada amanecer sea como el de mañana.

Ciento cosquillas en mi cabello, como van bajando a mi rostro, nariz y se detienen en mis labios.

- ¿Te gustan?

Siento como da un pequeño salto a mi lado, abro los ojos y me encuentro con unas rojas mejillas, labios hinchados muy apetecibles, cabello alborotado, nuca había visto algo tan hermoso. Tomo con una mano su cintura y con la otra su muslo, en un leve movimiento la tengo debajo de mí

- ¿Querías besarme?

-Yoo.

No la dejo porque tomo sus labios, esa dulzura me embriaga tanto, sus delicados movimientos, muerdo su labio inferir robándole un gemido, subo mis manos provocando que su vestido se suba, toco su cadera. No tiene nada debajo, no creo que pueda detenerme, reafirmo mi agarre ella ataca ferozmente mis labios y envuelve sus piernas en mi cintura. Sé que está sintiendo la dureza de mi entrepierna, mis manos bajan de sus rodillas alrededor mío a su redondo y perfecto trasero, lo aprieto, perderé la razón, la forma en la que su cuerpo encaja en el mío, el olor de su piel, como se pone de gallina a consecuencia de mi toque.

-Aegon yo no.

Sus palabras me traen a la realidad, tengo que romper esto. Ella no ha tenido relaciones, su primera vez no puede ser así, aquí.

-kostbar (preciosa) necesitas prepararte, quieres ir a los entrenamientos conmigo, para que vallas familiarizándote con todo.

-Sería correcto, quizás las personas crean que me quedaré -su respuesta es como una cachetada.

-No te quedarás. En serio no significo nada para ti -respondo enojado, podría decir que Diallo está hablando por mí.

-Nunca permites que hable, que me explique, porque a todos les das oportunidades y a mí no -grita igualmente enojada.

-Que no te las he dado, desde que llegaste lo hago, pero para ti soy invisible - sé que está mal lo que le estoy disenso, pero mi enfado es mayor que mi cordura.

-De verdad, quedamos en que me enseñaría y luego me iría, tú mismo me lo dijese. No permitiré que me hagas daño, que nos hagas daño nuevamente. Sal, sal, no quiero verte, déjame sola.

Corre encerándose en el baño, sé que en eso quedamos, pensé que era más que obvio que quería que se quedara. Cundo me dirijo a seguirla uno de mis lobos me habla a través del link de las manadas diciéndome que hay nuevamente movimiento en las fronteras reales, no sé exactamente qué está pasando, pero no es nada bueno.

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