Capítulo 18

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Aegon:

El rojo brillante del amanecer está tiñendo el cielo, todo está tan tranquilo, el murmullo del Mar. Las pequeñas olas impactando sobre el bote hechizado y lo más importante, tengo entre mis brazos lo que más amo en el mundo, no puede cerrar los ojos no puede dejar de mirarla en toda la noche. La amo.

Nada se compara con ella, no sabía lo que era el placer, el verdadero placer, tanto que no me pude controlar, solo de mirar sus labios quiero hacerla nuevamente mía. Fui muy brusco, debe de estar muy adolorida. Comienzo acariciar su cabello y a besar su rostro hasta que se remueve con incomodidad.

-Buenos día dormilona -digo con una sonrisa de oreja a oreja, no creo que alguien pueda borrarla.

-Buenos días -dice ella intentando darme un beso, pero es detenida poniendo una mueca de dolor.

-Lo siento preciosa fui muy brusco -digo apenado.

-Porque lo dices a mi gusto así ¿Ha ti no? -el dolor se dibuja en su mirada.

-Carlo que me gustó preciosa, fue la mejor noche de mi vida-recorro su cuerpo- pero te hice daño.

-Es normal que me duela, pero -mira mi torso con pequeñas marcas de sangre -y eso -pregunta frunciendo el ceño.

-Eras virgen -miro su entrepierna y manta manchadas asiendo que sus mejillas se tiñan de rojo.

-Es normal kostbar (preciosa) -digo usando un tono sarcástico por imitar sus palabras.

-Basta, hubiera sido mejor ni serlo -rueda los ojos.

-Créeme si no llegas hacerlo mato al que te hubiese tocado.

-Sentías cuando besaba o me acercaba alguien, verdad -la miro incrédulo ¿Cómo lo sabe?

-Si y créeme que he tenidos muchas ganas de matar al pequeño cazador.

- Él no tiene la culpa de nada.

-No lo defiendas, eso me raya más-la atraigo más a mi cuerpo, tomándola de la nuca para que me mire solo a mi- ¿Me amas, me amas más a mi verdad? -mi tono sale brusco y dominante.

-Solo te amo a ti imbécil, eres el único-yo sonrió con suficiencia besándola en los labios.

-Debemos regresar está amaneciendo. En la mención nadie nos molestará, saben que estamos en celo por la marca -ella se pone como un tomate.

-Qué vergüenza.

Yo sonrío y la envuelvo completamente en la manta, tomándola entre mis brazos mientras me dirijo al auto besándola y acariciándola. No comprendo como viví sin ella durante tantos años. No hay nada más que podría hacerme feliz, soy completamente suyo y ni siquiera lo sabe, no sabe que daría mi vida entera por un beso suyo.

No me quiero separar de ella y sé que ella no quiere dejar de sentir mi calor por lo que manejo con ella mi regazo. Esta aguantada de mi si cintura y su cabeza en mi cuello provocando que su respiración erice mi cuerpo entero. Mí entrepierna responde, es increíble que ni siquiera necesite tocarla, con un gesto una mirada ya me tiene listo para ella.
Salgo del auto directo a mi habitación, sé que la manada ya siente su energía brotar a través de mí, es sensacional la paz que transmite, me mira a los ojos.

-Deberíamos ducharnos -ella asiente entendiendo por qué y nuevamente sus mejillas toman ese color que me encanta.

- ¿Quieres que lo hagamos juntos? -propongo con una amplia sonrisa y ella vuelve asentir y se acurruca en mi pecho.

Ya en el baño deja caer la manta que la cubre apreciando su desnudes, nunca me cansaré de mirarla, entra abriendo la ducha en lo que me desnudo. La pegó a mi cuerpo se voltea besándome en los labios, es un beso suave que me permite saborear sus labios que poseen ese delicioso sabor a vainilla que me enloquece.
Con la esponja toca mi cuerpo quitando cada pequeña mancha de sangre, disolviéndose con el agua. Toca mi espalda, mi abdomen, besando mis labios mordiéndolos, pasando al lóbulo de mi oreja, voy a explotar. Toma mi polla con una mano y la acaricia deja pequeños besos y mordisco por todo mi torso diciéndome al oído.

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