6. Un misterioso chico

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Cuando llegué a mi casa me sentía derrotada

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Cuando llegué a mi casa me sentía derrotada. Como si hubiera perdido la tercera guerra mundial.

Bueno... quizás exageraba.

Abrí la puerta y me encontré con el televisor encendido en el canal de deportes. Al frente de el, un anciano gordo y cansado, miraba fijamente el televisor con desgana.

Mi papá había estado sin empleo durante mucho tiempo. Antes solía trabajar como detective de la policía de portland. Le dieron de baja porque sucedió que estaba en un caso en el que un sujeto entraba con descaro en las casas y ataba a los residentes mientras se robaba lo que pudiera. La policía duró meses inmiscuida en este caso, pero el ladrón parecía estar metros de distancia de ellos.

Un día papá estuvo apunto de atraparlo. Pero, entonces..., resultó ser un amigo de la infancia. Su mejor amigo de hecho. Se supone que debía detenerlo, pero se congeló. Y lo dejó escapar. La policía no tardó en enterarse y lo dieron de baja.

Desde entonces papá no volvió a ser el mismo. Su sonrisa desapareció, y apenas si habla con nosotros. Sólo se dedica a comer, beber y mirar el canal deportivo, día tras día.

Mamá me sonrió cuando me vió estática en nuestra sala. Nuestra casa no era muy grande. La sala y el comedor compartían el mismo espacio.

-¿Cómo te fue en la escuela, cariño? -dijo, con dulzura.

Le dediqué una sonrisa quebrada. Era la única que me salía cuando mi día era terrible. Por suerte, ella nunca lo notaba. estaba ocupada en otras cosas, creo. Con la casa, el trabajo y mi hermanito, casi ni tiene tiempo para ella.

-Estuvo... genial.

-¡Qué bien! -sonrió con alegría-. Significa que puedes ayudarme hoy con tu hermano. Tengo turno hasta tarde y me vendría bien una mano con las tareas de tu hermano. Tiene que hacer un modelo del sistema solar y si te soy sincera tengo años en que no tengo idea de lo que está en el espacio. Toda esa información... se esfumó... ¡puff!, como mi tía Tábitah cuando en las reuniones familiares se termina el alcohol.

-Está bien, mamá. No te preocupes. Iré arriba, me ducharé y luego tomaré una siesta. Cuando esté fresca ayudaré a Timmy con su tarea.

-¡Perfecto! -exclamó mi madre con entusiasmo-. Está todo arreglado.

Le sonreí, esta vez, de verdad. Mis ojos bajaron hasta Timmy quién ponía todo su empeño en un dibujo que estaba coloreando.

-¿Qué coloreas? -le pregunté, con una pequeña sonrisa.

-¡Es mi dinosaurio! -exclamó Timmy con euforia. Luego empezó a hacer sonidos de dinosaurio.

Suspiré y seguí de largo a mi habitación.

Cerré la puerta tras de mí y me senté sobre la cómoda. Miré a mi alrededor totalmente aburrida y encendí mi celular para enviar un mensaje a Eliob. Entré inmediatamente a whatsapp y lo ví en línea en el chat. Comencé a escribir el mensaje y después de pensarlo unos segundos, decidí enviarlo.

Sweet But Psycho © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora