Capítulo IX

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Su risa ronca hace cosquillas en mi cuello, le escucho susurrar mi nombre contra mi piel, y poco a poco mis ojos se entreabren, y una mata de pelo color marrón aparece en mi campo de visión, sus labios presionan mi piel, con delicadeza dejando caricias suaves a su paso.

— Cariño, buenos días. — sus palabras causan estragos en mí, su voz ronca y tan cerca de mi piel, su calor, estar así con él en las mañanas, disfruto de la compañía de mi esposo, de verdad que la disfruto.

— Buenos días mi amor. — digo en respuesta, estoy despierta muy despierta. La sonrisa en mi rostro demuestra lo feliz que me siento.

Abro los ojos por completo y me deleito mirando nuestras pieles rozarse, frente a nuestra cama está el enorme ventanal que da a nuestro patio y veo hacía alli, no se puede ver completamente, pero puedo ver una figura de espaldas a la casa y logro distinguirlo su melena roja, se exactamente quien es, me deshago del abrazo de mi esposo, y salgo rápidamente de la cama, me acerco a la ventana, mi mano se dirige a ella de manera automática.



—Jack. — Susurro su nombre, y lágrimas se acumulan en mis ojos, recuerdos borrosos llegan a mi mente, solo puedo enfocarme en una palabra, muerte.

Caigo de rodillas frente a la ventana y siento que no puedo respirar, siento unos brazos rodearme y que el corazón se me quiere salir. Jack se gira hacia la ventana, me ve y sonríe, me sonríe y levanta su mano. Y se siente real, se ve real. Maldita sea, esto no puede estar pasándome.

—Tranquila Alison aquí me tienes, soy tu apoyo, siempre estaré para ti, sin importar que. — Sigo mirando la ventana, Jack comienza a alejarte y sollozos escapan de mis labios las lágrimas caen por mis mejillas como si fuesen una cascada, mis labios temblando.

Mi esposo se coloca frente a mi limpia mis lágrimas y mi mirada se pierde en sus ojos azules, esos ojos que me hacen sentir en casa.

— Tranquila mi amor, aquí estoy. — mi respiración se relaja y dejo caer mi cabeza en su hombro, sus manos pasan por mi espalda, acariciándome y dándome paz, repitiendo esas palabras una y otra vez.

Me pesan los ojos y me cuesta abrirlos, lo hago despacio, el pitido de una máquina de fondo me causa molestia, se siente como un martilleo constante en el fondo de mi cabeza, me gustaría que pare, también puedo escuchar de manera lejana una conversación, me llevo la mano a la cara y noto los cables que están pegados a ella, tengo una intravenosa y unas cuantas cosas que no tengo idea que son. Termino de abrir los ojos por completo, estoy en una de las habitaciones del hospital, el azul y blanco predominan, donde sea que vea alli están, mi madre y Carlson conversan en la puerta de la habitación no notan que estoy despierta. Quiero saber de qué hablan, pero aún estoy adormilada y hablan en voz baja.

Mi garganta se siente seca, necesito agua, además de que tengo que salir de aquí a ver a Jack, debe estar en una de las habitaciones contiguas, ya que no está aquí.

— Mamá. — Mi voz se escucha rasposa y baja, mi garganta molesta.

La conversación se corta de inmediato y ambos se acercan a mí. Mi madre se sienta en la silla que está al lado de la cama y Carlson se mantiene de pie detrás de ella, sin moverse solo me observan.

— ¿Por qué me ven como si tuviera dos cabezas o algo así? ¿Me puedes dar un vaso de agua? — Digo con diversión.

— ¿Te sientes bien? ¿Necesitas algo más? — Dice mi madre luego de extenderme el agua, tocando mi mano libre.

— Me duele un poco la cabeza, realmente, y si, necesito ir a ver a Jack, ¿En qué habitación esta? — Mi madre se queda estática, su rostro denota confusión y nostalgia, busco el rostro de Carlson, pero él también tiene esa mirada de lastima, le da un pequeño apretón en el hombro a mamá.

Delirio (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora