Capítulo II

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El silencio arropa la línea telefónica.

— Ahora te quedaste mudo. Perfecto porque das la excusa ideal para colgar. — Mis labios forman una línea fina y me duelen los dientes de tanto apretar.

— Amor yo... — la forma en que dice esa primera palabra con dulzura y cariño, desprendiendo esa sensación tan acogedora que siempre me transmite. Cierro los ojos y niego mentalmente, no, no voy a permitir eso.

— No me llames así — no me gusta interrumpir a los demás, pero me molesta su actitud de idiota ¿acaso creé que me endulzara con sus palabras? ¿en serio amor? apreté los puños y cerré los ojos, la frustración destilando por mi piel. Enojada, eso, prefiero estar enojada, no puedo dudar, no debo dudar.

— Entiendo que estés tan alterada, pero déjame explicarte las cosas, eso fue un error, un desliz. Yo no quería que eso pasara todo paso de una manera tan extraña, tan confusa— parecía "destrozado y confundido". Que se pudra ese idiota, ¿Qué se cree? No soy estúpida.

Me quedo unos segundos en silencio, apretando con fuerza el borde de mi abrigo porque si hablo como estoy de enojada diré cosas de las que luego me arrepentiré.

— Por favor no te quedes callada cariño. — Listo, ya, hasta aquí mi paciencia.

—Sí, ¡sabes que!... no sé porque estoy enojada. La verdad es que si fue un error. Fue un error tremendo haber sido tu novia, que gran error desperdiciar 2 años de mi vida contigo. Haber querido a un maldito imbécil que le llama "desliz" a haberse acostado con mi maldita mejor amiga, fue un error, pero el error fue mío por no ver lo canalla que eres y aun así enamorarme de ti. Vete al infierno Jack. — Las lágrimas salen a raudales por mis ojos. Que débil, que idito soy, ¿por qué permites que todo llegue hasta este punto Alisson?

— Déjame expli...— colgué la llamada y en este momento todos los que están en el bus me miraban con cara de lástima, no los culpo yo también me miraría así.

Dejo de mirar a las personas que me rodean y me dedico a apartar con furia cada lagrima que se desliza por mis mejillas y mirar por la ventana hasta llegar a casa.

Todavía cuando entro a casa mi celular sigue sonando, indicando otra de muchas llamadas, lo apague, lo menos que necesito son sus tontas excusas y disculpas que al final nos dejan en el mismo punto, me traiciono, y por más disculpas y palabras que diga ese hecho no cambiara.

Me deshice de mis cosas y decidí que lo mejor sería cocinar algo para despejarme un poco. Sin dudas un día excepcional.

Preparo algo para ver una película, son las cinco, solo necesito matar tiempo para luego poder ir a dormir, necesito cerrar mis ojos y olvidarme del mundo. Coloco El cazador y la reina de hielo.

No sé en qué momento me sentí tan cansada que mis párpados se cerraron solos, quizás el cansancio mental y la fatiga emocional me doblegaron.

Tengo calor, me siento sofocada, comencé a retirar las sábanas de mi cuerpo desnudo, esperen, yo no estaba desnuda cuando me dormí.

Me senté en la gran cama de sábanas blancas y pude apreciar mis alrededores, todo es blanco, los muebles, la cama, las paredes; solo algunos detalles son de colores vivos, y se siente paz a mi alrededor. Me gusta.

Al lado de la cama hay una mesa de noche y con una lampara al lado de esta hay un portarretrato, yo estoy allí, estoy sonriendo mientras alguien me sostiene en brazos; pero lo que más me sorprende es que tengo un vestido blanco... un vestido de novia; la persona que me sostiene en posición nupcial tiene un traje negro que hace maravillas en su cuerpo. Estamos en un hermoso jardín repleto de flores, el césped verde bajo nuestros pies parece irreal y el cielo teñido con el atardecer lo hace parecer más mágico, la foto sin duda alguna es perfecta.

Delirio (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora