Capítulo IV

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La negrura me absorbió, el sueño me acuno en sus brazos y luego solo podía ver a mi padre; él estaba ahí y yo no sabía cómo reaccionar. Mire mis manos pequeñas, regordetas e insignificantes, me sentía impotente inútil igual que esa vez. Levante mis ojos y él me observaba con ternura.

— Papá te extraño, regresa— intenté alcanzarlo, intenté tocarlo... juro que lo intenté; pero una pared invisible no me lo permitía. Golpee la pared, con la intención de destrozarla, hacerla añicos, pero no tenía la fuerza suficiente. Entonces entre golpes y gritos de mi parte, él me sonrió y comenzó a alejarse.

— ¡No te alejes! ¡No me dejes! ¡No me dejes! — yo seguía golpeando la pared, podía sentir el dolor en mis puños; pero no podía dejarlo ir, no de nuevo.

Seguí golpeando, hasta que él ya no era visible. Pero igual quería una explicación... él era un cobarde.

— ¡Alisson despierta! Es una pesadilla — abrí los ojos de golpe y mi madre estaba frente a mí, sentí un alivio tan grande que fue imposible no lanzarme a sus brazos para sentir paz. Las lágrimas y sollozos continuaban desgarrándome. — tranquila cariño, solo fue un mal sueño. Ya pasó, ya pasó. — ella tocaba mi cabello y susurraba palabras tranquilizadoras, pero yo sé que eso no solo fue un sueño. Yo sé que eso fue real. Dolorosamente real.

Luego de un rato así en la misma posición y en silencio, mientras mi madre acariciaba mi cabello, decidió romper ese silencio.

— ¿Estas mejor? — sé que esa no es la pregunta que desea formular, pero ella trata de mantenerse serena para no entristecerme más; sé que lo que quiere decir es "cuénteme lo que pasa", pero tampoco tengo ganas de hablar, así que solo asiento.

Mire por la ventana y me tope con la oscuridad que brinda la noche e hice una mueca.

— ¿puedes quedarte a dormir aquí? Por favor. — no quería volver a tener pesadillas, y su presencia me trae calma. Pero existe una vocecita en mi cabeza que me grita "no es cierto", que lo hacía porque no quería que volviera a suceder, que no me arriesgaría a dejarla salir por esa puerta y luego me abandonará.

Todo eso porque gracias a esa pesadilla volvía a sentirme frágil, volvía a sentirme pequeña, otra vez.

— claro que si cariño. — le hice espacio y ella se acurruco a mi lado. Después de mucho tiempo, pude volver a dormir.

Me desperté y estaba sola en la cama, busqué mi celular, eran las diez de la mañana mi madre ya debe estar en el trabajo. Me duché y vestí rápido.

Mi estomago gruñía con fuerza, pidiendo alimento, decidí darle lo que pide y me encaminé a la cocina; para mi sorpresa mi madre estaba allí preparando la comida.

— Buenos días, ¿no vas a trabajar hoy? — es super extraño verla en la casa tan tarde a pesar de ser sábado.

— Sí, pero después de las dos comienzan mis citas. — fui en busca de un tazón con cereal, frutas y leche para luego sentarme en uno de los taburetes que estaban a los extremos de la isla. Devore mi plato y el silencio nos embargó, yo ya sabía que venía a continuación en cuanto mi madre frunció el ceño.

— El sueño de anoche, fue con tu padre— no era una pregunta, era una afirmación, porque ella sabe que es lo único que me ha hecho tanto daño y ha causado tantas pesadillas en mi vida. Y sé que le duele tanto como a mí, porque fue algo que en su momento estuvo fuera de nuestras manos.

Delirio (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora