𝘽𝙖𝙗𝙮 𝙂𝙧𝙤𝙪𝙥𝙞𝙚 ||Axl Rose||

•IV [I have a girl]

Narrador

Axl tenía la cabeza gacha tomando con sus manos los pelos rojos de esta mientras maldecía.

Janis por otro lado se preguntaba “¿Por qué con él era diferente?” había estado con más artistas y definitivamente no habían reaccionado de tal forma.

A veces sólo soltaban una afirmación y seguían con lo suyo.

Por su mente pasó demasiado el tener que irse y volver a su hogar hasta que el pensamiento fue real. Se levantó poniéndose los tacones que se había quitado para caminar a la puerta, no habló pues ¿que diría? “Hey, lo siento por casi arruinar tu carrera, nos vemos pronto” no.

Cuando su mano rozó la perilla un brazo la detuvo, se volteó por inercia encontrando al vocalista con el ceño fruncido mirándola también extrañado.

—Deja que me vaya. –Pidió Janis.

—Dijiste que estarías en la gira.

Aquella pelinegra lo miró confusa.

—Creí que estabas enojado.–Confesó tomando una pausa para volver a hablar–Y no deseo molestar.

—No quiero ir a la cárcel, claro, pero tampoco te irás así de fácil. –La soltó para tomar asiento en la cama–Me mentiste y realmente me siento furioso, pero me interesas, Graham, eres una groupie y estuviste con varias personas que admiro.

Janis sintió su cara caer y volver a levantarse, no pasó, pero se avergonzó tanto como para lograr que comenzara a ver otras cosas que no fueran aquel hombre de cabello rojo y ojos verdes.

Quien rió en una tonalidad ronca al verla siendo devorada por la inquietud.

—¿Creíste que no lo sabría? ¿enserio piensas que soy tan tonto? –No respondió por lo que Axl extendió su mano desde la cama hacia ella–Acércate, Janis.

Caminó hasta él muriendo por dentro, se sentía como un niño cuándo le daban una paleta de la tienda, emocionado y complacido.

Aceptó su mano esta vez mirándolo ya que era inevitable.

Axl tenía los ojos verdes, los que parecían dos cuchillas, dos joyas o incluso piscinas de deseo que buscaban lo mismo que contenían.

Deseo.

—No me iré. –Admitió la menor–No si así lo quieres.

El vocalista esbozó una sonrisa de oreja a oreja tan sádica, pero a su vez tan dulce.

—No saldrás de el hotel amenos de que sea una emergencia. –Dictó el pelirrojo jugando con la mano de la groupie.

—No.

—¿No? –Levantó la mirada hasta ella interrogante.

—Quiero asistir a sus conciertos, salir con ustedes sino ¿para qué quedarme? –Replicó con firmeza.

Él hombre de ojos esmeralda lo pensó, tenía una última oportunidad para resistirse y decirle adiós, buscar algo más adecuado o serle fiel a su pobre esposa quien era la más afectada es eso tan enfermizo.

Pero no quería alejar a esa groupie, tenía interés y desde un principio lo había tenido por cantidades industriales, no sabía el porqué y su cerebro no trataba de descubrirlo o pensar en las consecuencias las cuales eran graves.

—En todo momento en el que salgas del hotel será con Doug, no conmigo. –Ordenó levantándose–Si necesitas algo pídemelo, no intentes buscarlo por ti, no haré algo que no desees si quieres puedes marcharte a otra habitación y sólo disfrutar de los shows, evita hablar con las esposas de los demás sobre todo con Mandy, sería la primera en ir y divulgar todo.

Janis iba asintiendo, se sentía cómo una niña, mientras su cabeza trataba de recordar todo lo antes dicho, quería preguntar por Erin, saber si él sentía algo de culpa por engañarla cómo ella, pero no debía al final Axl era su novio y conocía sus acciones.

Algo la sacó de sus pensamientos.

Un toque en la puerta, los dos miraron a ella saliendo del trance, el vocalista caminó con tranquilidad, abrió y notó que eran los chicos dispuestos a reclamar.

Se detuvieron al notar a una chica sobre la cama sentada sobre sus rodillas con apariencia joven y conocida, un vestido negro hasta la mitad de sus muslos con abertura en su espalda, a Axl con nada más que un pantalón de cuero ajustado y una camiseta con su pañoleta.

Botellas en el suelo fueron suficientes para que comenzaran a especular lo que parecía obvio.

—Creo que interrumpimos, chicos. –Exclamó Steven en un murmullo nada bajo que resonó en toda la habitación silenciosa.

—¿Enserio, Steven? –Izzy se volteó hacia él sarcástico.

—No es lo que piensan. –La pequeña Janis habló–O tal vez si.

Duff entró separando las botellas con sus pies cubiertos con botas vaqueras negras.

Sólo un short y una camisa negras con el collar de candado lo cubrían.

—Linda, entendemos que te sientas avergonzada, pero no tienes porqué.–Se sentó junto a ella tan confiado–Todos también tuvimos sexo ayer.

—Apartate, McKagan y cállate por amor a los beatles. –Gruñó el pelirrojo mientras los demás pasaban.

—Entiendo, es tu chica, no te la quitaré.

Los demás vieron al rubio extrañados y en silencio, ¿el tinte le había dañado el cerebro?

—Deberías dejar de pintarte el pelo con Mandy, te está haciendo daño, robafocos. –Aconsejó Slash tomando asiento en la única silla disponible de la pequeña mesa.

—¿Que hacen aquí? –Inquirió Axl caminando hacia Janis.

Apoyó su pie izquierdo en la cama casi que vigilando a la menor.

—Ensayo, dah. –Dijo Adler jugando con sus baquetas.

—Eso sólo lo hacemos el mismo día de concierto y todavía estamos en Nueva Orleans, popcorn. –Siguió el ojiverde.

Los otros cuatro se miraron entre si para soltar una que otra risita.

—Axl, quizás debas acomodar tu calendario.

—O darnos de lo que te metiste.

—Slash tiene razón, debió ser increíble para que olvides todo.

—Estamos en Nueva Orleans. –Afirmó Rose.

—No, esto es Vancouber.

—Claro que n...

—Ayer dijiste que necesitabas adelantarte para no perder tiempo. –El moreno hizo comillas fijándose en Janis la cual miraba a Axl divertida–Estabas muy ebrio y te trajiste a la pobre chica.

El hombre de pelo rojo miró a la de negro, cómo la curva de su labio se levantaba en una sonrisa traviesa al punto de hacerlo dudar sobre su plenitud.

—Vayanse. –Vociferó señalando la puerta a sus amigos quienes no se movieron–Iré dentro de poco al ensayo, vayanse.

—¿No nos dirás quien es tu... Amiga? –Preguntó Duff.

—Es de Nueva Orleans, Janis Graham.

—Hola. –Movió su mano en un saludo junto con una sonrisa dulce.

—Janis. –Izzy se atrevió a hablar–Pareces menor.

—Tiene diecisiete.

Todos miraron aturdidos y confundidos a la muchacha que relamia sus labios para hablar.

—Tengo diecisiete.