DC: NO DIGAS UNA PALABRA

CAPÍTULO 13

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Publiqué una nota del autor con algunas respuestas a sus inquietudes. Por favor, échales un vistazo.

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[Punto de vista de David Lance]

La luz dorada del final de la tarde se posó sobre Star City. Sus tonos cálidos brillaron en mi habitación mientras me sentaba en mi cama, mirando los archivos que tenía sobre el caso en el que estaba trabajando actualmente.

Además de los archivos, a una distancia adecuada, descansaba a mi lado una taza de café caliente. Aproximadamente a la mitad, el dulce vapor de su aroma flota suavemente sobre la copa.

"David, no solo puedes trabajar", suspiró Dinah cuando entró en la habitación, su atención se centró en los archivos mientras fruncía el ceño.

"Lo sé, lo sé", asentí, mis hombros se tensaron cuando mis manos se movieron para responder, mis ojos la miraron. "Pero no puedo dejar pasar esto. Algo sobre eso... no se siente bien", agregué, haciendo señas rápidamente, mientras le dirigía una cálida sonrisa.

"Lo sé, pero trabajar demasiado no te hará bien". Dinah respondió, sus ojos se suavizaron mientras me lanzaba una bolsa llena de bagels calientes. "Comer."

Sonreí, sacando uno de los bagels de la bolsa.

"El caso no irá a ninguna parte, así que tómate un descanso. Incluso te ayudaré, los increíbles hermanos Lance trabajando juntos, ¿qué te parece?" Dinah me guiñó un ojo, una sonrisa juguetona adornando su rostro.

Sonreí, rodando los ojos ante sus payasadas. Dándole una mirada que decía, claro, ¿por qué no?

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[Punto de vista de Deathstroke]

La noche había llegado al centro de Gotham, y mi presa, la corte de los búhos, finalmente estaba haciendo su movimiento, dentro de un refugio abandonado cerca de los muelles.

"Búhos". Grité hacia ellos, mientras salía de las sombras, inclinándome muy levemente para el dramatismo. "Los he estado buscando, pajaritos, por toda Ciudad Gótica. Para un ave de rapiña, a ustedes realmente les gusta esconderse".

"Deathstroke, no queremos hacerte daño, vete y déjanos en paz", respondió la garra principal. "No tenemos pelea".

"¿No tenemos que pelear? Lo siento, pero lo hacemos. Desafortunadamente, estás apuntando a algo que me pertenece". Casi me río de eso, una pelea implicaría que harían que este encuentro valiera la pena. No era de egos ni fanfarronadas, pero en comparación con ellos, una organización pequeña a la que le asustaba incluso enfrentar a otros, no tenía miedos, había derrotado al murciélago de Gotham, me había enfrentado al chico dorado de Metropolis en combate y había tenido muchos tiempos fuera. maniobrado los velocistas que este mundo tenía para ofrecer, para mí, esta batalla sería un paseo por el parque.

"Déjalo vivo o en una bolsa para cadáveres", respondió The Talon, mientras su cuerpo se hundía en una postura defensiva.

"Muy bien entonces," sonreí debajo de mi máscara. "Haz lo que puedas, pequeña lechuza".

Sin otra palabra, las armas que descubrí cuando el Talon saltó hacia mí. Satisfecho con su curso de acción, atrapé su golpe inicial con mi espada, antes de girar, lanzar una patada a la cara de Talon, derribando al búho tambaleándose, mientras dejaba caer su propia espada al suelo.

Luego, antes de que Talon pudiera recuperar su orientación, di un puñetazo en su plexo solar, antes de tirarlo al suelo con una patada.

"Toda la decepción. ¿Y querías tomarlo bajo tus alas? Qué desperdicio", murmuré, mirando cómo la lechuza luchaba por volver a levantarse.

"Si es el niño que quieres. Ten la seguridad de que ya no queremos tener nada que ver con él, por lo tanto... esto es innecesario". El Talon respondió, volviendo a una posición defensiva.

"¿Innecesario? Mi querida lechuza, sé que ya no quieres tener nada que ver con él. No se trata de alejarte de él, se trata de enviar un mensaje a quien crea que puede robarme". Grité en un tono frío, dando pasos lentos y pesados ​​hacia la lechuza.

"Muy bien entonces." El Talon asintió, antes de correr hacia mí, mostrando sus garras.

Sonreí, lanzándome hacia él, esquivando sus ataques antes de acuchillarlo con cortes rápidos de mi espada que hicieron que el búho rugiera de dolor. Chorros de sangre goteando debajo de su traje.

"Tu corte, tu gente se ha conformado con la mediocridad. Yo no", hablé, agarrando al búho por el cuello. "Mientras tú luchabas contra niños ricos y petulantes, yo luchaba contra lo mejor que este mundo tenía para ofrecer". agregué, golpeando su cabeza contra el piso de cemento, rompiendo su máscara.

"No puedes matarme... ya estoy muerto", murmuró el Talon, esforzándose por hablar, adorable.

Si lo quisiera muerto, ya lo estaría, ¿qué parte de enviar un mensaje no estaba clara?.

"No morirás hoy, no porque no pueda matarte, lo cual, créeme, puedo, sino porque no me sirve para nada". Respondí, tallando una línea en su cuerpo con mi espada.

"¡Ah!" Ante esto, el búho hizo una mueca de dolor, su pierna sangraba profusamente gracias al corte más reciente.

"Ahora, díselo a tus amigos. Todos los que conoces, el niño es mío, puedes intentar matarlo, lastimarlo, lo que quieras. Ni siquiera me enojaré si tú o alguien lo mata, en todo caso, demostraría que no valió la pena mi tiempo, simplemente no trates de robarlo, ¿está claro?" Murmuré en su oído, clavando mi espada en su estómago.

Charcos de líquido rojo gotearon de su boca cuando trató de responder. Hasta que decidí sacar mi espada, permitiendo que su cuerpo roto golpeara el suelo con un ruido sordo, en un charco de su propia sangre.

La inmortalidad realmente era una maldición frente a un poder mayor.

"Cristal...." El Talon murmuró, su voz ahogada por el dolor.

Sonreí, limpiando el acero de mi espada con una toalla pequeña, antes de volver a colocar mi arma en su funda. "Me alegro de que hayamos tenido esta charla".

Con eso hecho. No tenía nada más que hacer en Gotham, excepto tal vez visitar al Murciélago, sin duda sería más agradable que esta patética excusa de pelea que tenía.

Había pasado un tiempo desde la última vez que luché contra Gotham' Knight. La última vez dejamos las cosas en empate, cuando interrumpió mi encuentro con mi futuro alumno.

Me reí entre dientes, supongo que también podría darme un capricho mientras estoy aquí y luchar contra el murciélago. Había destinado más tiempo a las lechuzas, tiempo que no había usado, y podría usar algo que valiera la pena.