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Jimin llevaba cuatro días sin asistir a la universidad y Jungkook no podía estar más preocupado.

Cada segundo se preguntaba.

¿Jimin estará bien? ¿Le pasará algo? ¿Está enfermo? ¿Por qué no estaba asistiendo a la universidad? ¿Por qué ya no le escribía o respondía sus mensajes? No lo sabía y necesitaba hacerlo.

Y tal vez hoy lo podría hacer.

Desde aquella tarde, cuando había llovido y lo dejó en su casa, no volvió a saber nada más de él, Jimin no había vuelto a ir a la universidad, no le escribía y decir que lo extrañaba mucho y le parecía raro que no asistiera a la universidad era poco.

Al menos hoy sabría el porqué o al menos eso esperaba. Este día tenían tutoría y, por el momento, no había mandando un mensaje para cancelar, como hizo hace dos días.

Y esperaba hoy no pasará lo mismo. Aunque si pasaba haría lo que sea para saber el porqué.

>>>

Jeon bajó de su auto y caminó hacia la puerta principal de la casa de los Park, tocó el timbre unas tres veces cuando escuchó un “Ya voy” de parte de la dulce y encantadora señora Jihyo.

Su futura suegrita.

No pasaron más de tres minutos cuando esta se encontraba abriendo la puerta. Sonrió al ver a Jungkook frente a ella, y él también sonrió.

— Buenas tardes, profesor Jeon ¿qué le trae por aquí? — dijo ella muy curiosa y confundida.

— Hola… Muy buenas tardes, señora. — saludo — Hoy Jimin tiene tutoría conmigo. ¿No recuerda?

— ¡Dios! Tiene razón… Perdón es que tengo un lío en la cabeza y lo había olvidado por completo... pero ¿Jimin no había cancelado la tutoría de hoy? — pregunta aún más confusa.

— Él no me dijo nada — dijo confuso por su reacción.

— Ese muchacho — bufó algo molesto y sobre todo cansada —. Me dijo que lo había hecho… Pero bueno, pase, no se quede allí, fuera, está haciendo frío.

Ella se apartó de la puerta, dejando a que Jeon pasara. Él entró y vio todo, como si fuera la primera vez que entraba en la casa; eso hizo a Jihyo reír.

Un hermoso y muy tierno Jimin bajaba de las escaleras con un puchero en sus labios, mejillas sonrojadas, la nariz rosadita y los ojos levemente cristalizados. Llevaba puesto un short corto y una camisa, de unas tallas más grandes que la suya y algo larga.

— ¿Mami, quién vino? — sorbió sus mocos con una toallita que tenía en la mano para luego toser, aún sin ver hacia ellos.

— Tu profesor, niño idiota, ¿no que le habías avisado de tu estado para que no viniera?

— Se me olvidó — mintió, con una pequeña sonrisa, que ninguno de los presentes pudo ver.

— Tranquilos, no importa… Pero, ¿A qué se refieren con su estado?

Dijo con una leve sospecha de lo que pasaba, se podía notar de lejos que su pequeño ángel se encontraba resfriado y, aunque estaba muy preocupado, no podía evitar verlo muy adorable.

TEACHER い KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora