1. Manhattan

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Las luces de la ciudad brillan en todo su esplendor, la noche vaporosa acoge en ella a aquellos que la transitan con risas y bromas en medio de sus salidas nocturnas y tardías. Los amantes se refugian en ella para hablarse sin palabras; alejados de la vista indiscreta de los transeúntes de su cubierta, los jóvenes corren de aquí a allá gozando del auge y la poca responsabilidad de su vida adolescente.

Personas como él se refugian en la comodidad de su bar favorito, donde la música suave y el poco barullo de las horas jóvenes de la noche le traen tranquilidad después de una semana ardua de trabajo.

En compañía de su whisky escocés favorito observa como algunas personas entran al establecimiento, todas en sus asuntos y ajenas a la presencia de ojos rojizos que se mantiene tumbada al fondo en uno de los sofás, observando a las candidatas de aquella noche que no son muchas, es temprano así que no tiene prisa por hallar compañía.

No necesita con urgencia la compañía encantadora y seductora de sus encuentros casuales de sábado por la noche, pues hoy se siente especialmente relajado y aunque se sabe planificador es alguien con paciencia.

Entonces una chica rubia y solitaria en la barra parece una buena compañía, de forma oportuna su whisky se acaba y resulta en la excusa perfecta para acercarse a la mujer que ignora su presencia mientras tinta sus labios con un flameante labial rojizo, sus ojos azules puestos sobre el pequeño espejo que sostiene entre sus delgados dedos.

ㅡOtro, por favorㅡ Pide de forma tranquila al hombre tras la barra, su voz es terciopelo para el oído de la fémina y cuando sus ojos adormilados se fijan en él se toma el tiempo antes de devolverle la mirada ㅡY un Vodka Tonic, yo invitoㅡ.

Le sonríe y ella imita su acción con coquetería, la mujer está interesada y puede verlo en la forma en la que sus uñas rojizas se tamborilean sobre la superficie de la barra, ladeando la cabeza mientras le observa atentamente.

ㅡQue generosoㅡ Comenta ella, su voz es suave como el sonido tenue de una balada y eso lo atrae bastante porque su mente está interesada en saber hasta donde puede llegar con ella y si tan atractiva figura querrá acompañarlo el resto de su velada ㅡ¿A quien debo agradecer?ㅡ.

ㅡLuzu, un gustoㅡ Se presenta, recibiendo su trago y el de su acompañante, sentándose junto a ella y alzando ligeramente su vaso en señal de brindis. ㅡ¿Y tú eres...?ㅡ.

ㅡMirianㅡ. Toma su trago y da un sorbo tranquilo al mismo tiempo que su nuevo acompañante parece tararear un asentimiento ㅡGracias por el trago, maniobra vieja pero eficazㅡ.

ㅡNo hay que agradecer, me gusta ser clásicoㅡ.

Sabe que ya no estará solo esa noche. Sus ojos se pierden en la figura femenina de aquella que le habla con tanta confianza como si no fuese a penas un extraño que le invitó un trago. Luce sensual, capaz de matar con el vestido negro que porta con tan atractiva confianza, sin embargo ante sus ojos habidos no es más que otra chica ingenua que habla de más con las personas que no debería.

Él, por ejemplo.

Rápidamente el bar se torna concurrido, para algunos es el punto perfecto de la velada, aquel momento donde la vida nocturna aflora dentro de cada establecimiento, cuando las luces de la ciudad son más fuertes que nunca y las estrellas bailan a la par de los brillantes destellos de la ciudad.

Es entonces que ya tiene planeado pasar el resto de su noche con la atractiva mujer que tiene en frente y aunque sabe que no volverá a verla no es de extender demasiado sus encuentros si la candidata no es precisamente la más cercana a su tipo de conquista. Ella es atractiva e interesante, sin embargo tampoco es algo demasiado extraordinario.

BLIND | LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora