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Con una camisa bien planchada y el cabello tomado en una pequeña coleta, Jimin estaba trabajando arduamente en la tienda. Se había arreglado antes porque tuvo una cita con el veterinario, pidió una hora gratis desde el momento en que conoció a sus gatos, de esas que tardaban siglos en ser atendidas, pero que a final de cuentas servían cuando no se tenía nada de dinero.

Finalmente sabía que se trataba de dos gatos machos a los cuales nombró "Mantequilla de maní" y "Melon soda", el último llevaba ese nombre debido a que fue el culpable de que su vecino le viera subiendo las escaleras la noche donde por primera vez intercambiaron un saludo. Le pareció significativo y los nombró como él quiso, aunque sentía que no era bueno pensando en nombres originales.

Afuera hacía bastante frío, la gente que llegaba a la tienda no paraba de comentar lo frío que se sentía el exterior. Repetían una y otra vez el típico "vaya que hace frío" y pagaban lo que iban a llevar mientras daban saltitos para espantar la sensación gélida de sus cuerpos.

Jimin no tenía muchas prendas que pudiesen abrigarle, así que se aseguraba de llevar varias capas de ropa por debajo. Tenía pensado comprar una chaqueta para pasar el invierno sin problemas, pero también necesitaba asegurarse de alimentar bien a los gatos. Ahorrar no era lo adecuado en aquellas circunstancias, necesitaba todo su pago para sobrevivir el mes entero. Afortunadamente no pagaba mucho en su departamento, pero vivir ahí no era lo más óptimo.

— Oye. — Joonjae le empujó suavemente con el codo mientras esperaban clientes. La noche estaba siendo tranquila, no pasaba nadie a comprar —. Vino el chico guapo que se llevó una melon soda y preguntó por ti.

— ¿Ah?

Debían de estar tomándole el pelo, su vecino no preguntaría por él. Le parecía de lo más raro que lo nombrasen, por lo que se encogió de hombros como si no le importara lo que Joonjae tuviese por decir.

— Bueno, vino a comprar más melon soda y me dijo si sabía cuándo atendías, algo de que necesitaba hablar contigo porque le diste un regalo.

— Oh, es eso.

— ¿De verdad lo conoces? El chico es muy sorprendente a la vista, no sé, es guau.

— Es mi vecino.

Joonjae asintió quedando conforme con la respuesta. A todos les parecía un poco raro que Jimin sociabilizara con un chico tan guapo, siendo alguien tímido que apenas y saludaba a los clientes. No era como que lo encontrasen poca cosa, al contrario, era precioso, pero se escondía y tomaba una actitud que lo hacía prácticamente invisible.

— Por si acaso le dije que trabajas en la noche nada más. — Le meneó las cejas como si insinuara algo, pero Jimin se mantuvo estoico contando el dinero en la caja para que todo cuadrara.

El que su vecino conociera su horario de trabajo no hacía una diferencia. Él simplemente se sentía en deuda y le pagaría para estar a mano, luego los dos se volverían a evitar como siempre y punto final. Lo único que le preocupaba era no saber el nombre de la persona que sí se sabía su nombre. Escuchó un "Jungkookie", pero estaba más que seguro de que no se llamaba así, y tampoco le llamaría por ese apodo cuando apenas lo conocía. Podía vivir ignorando que tenía un nombre, no necesitaba saberlo para saludarlo, tal vez con el transcurso del tiempo lo averiguaría, de momento seguía seguro.

— Bueno.

— ¿No te molesta que le haya compartido tu horario? Es que se ve buena persona y si te quiere dar un regalo, no soy quién para mentirle. Te mereces una cosa bonita después de tanto trabajo.

— No me molesta, no es nada.

— Me siento más tranquilo ahora, no quiero que te enojes conmigo, te he tomado cariño.

MELON SODA メロン KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora