CAPITULO 5

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Llegó el profesor y me quitó de encima a este Benji, gracias a Dios. Junto con el profesor llegaron unos chicos nuevos, dos niños y una niña, al parecer íbamos a tener compañeros nuevos. Mi atención se dirigió hacia ellos, y aunque parecía que tenían mucho dinero, algo en sus expresiones y actitudes sugería que su presencia iba más allá de la simple llegada a una nueva escuela.

El primero en llamar mi atención fue un chico de cabello oscuro y ojos penetrantes. Su mirada parecía capaz de escrutar los rincones más oscuros de la mente de cualquiera. Se presentó como Viktor, con un acento europeo que añadía un aire de misterio a su personalidad. Viktor exudaba confianza y un toque de arrogancia. Sus gestos eran elegantes, y su postura impecable sugería que estaba acostumbrado a ser el centro de atención. Aunque su sonrisa podía ser encantadora, sus ojos mantenían una chispa de astucia que dejaba en claro que no era alguien que tomaría a la ligera.

Al lado de Viktor estaba Ariana, la niña del grupo. Su cabello rubio y sus ojos azules destellaban inocencia y curiosidad. Se presentó con un aire dulce y genuino, y su voz suave parecía traer un rayo de luz a la habitación. Ariana emanaba calidez y amabilidad, y sus gestos eran suaves y cuidadosos. Aunque podía parecer una figura frágil, había algo en su mirada que sugería que llevaba consigo una profundidad y fuerza interior que podría sorprender a cualquiera que la subestimara.

El tercer integrante del grupo era un joven llamado Leo. Su cabello castaño desordenado y su sonrisa juguetona daban la impresión de alguien que no se tomaba la vida demasiado en serio. Leo tenía una actitud relajada y despreocupada, y su risa era contagiosa. Siempre parecía estar buscando la oportunidad para una broma o una travesura. Aunque sus acciones a menudo podrían parecer ligeras y cómicas, había un brillo inteligente en sus ojos que dejaba entrever que su aparente despreocupación podía ser un manto para algo más profundo.

El primer día de su llegada, mientras todos los ojos curiosos seguían a los chicos nuevos que habían entrado en la sala, noté que Viktor, con su presencia magnética, se dirigió hacia donde yo estaba sentado. Mi pulso se aceleró ligeramente mientras me preguntaba por qué se estaba acercando a mí. Su sonrisa enigmática era un guiño a un juego que solo él parecía conocer.

- Lyam, ¿verdad? - dijo Viktor con un tono amistoso mientras se sentaba a mi lado sin esperar una invitación.

Asentí, sintiéndome un poco sorprendido por su elección de compañía. No sabía cómo reaccionar ante su presencia, especialmente considerando los rumores que habían comenzado a circular. Mi instinto me decía que mantuviera una distancia saludable, pero su aura magnética parecía desafiar ese instinto.

- Viktor, ¿cierto? - respondí, mirándolo con una mezcla de cautela y curiosidad.

- Así es, Lyam. He oído muchas cosas interesantes sobre ti y sobre este lugar en general", dijo Viktor, su sonrisa persistiendo mientras sus ojos se posaban en los míos, como si buscara algún rastro de la verdad oculta detrás de ellos.

- Pues no sé qué has oído que dices que son cosas interesantes- , respondí, tratando de mantener un tono neutral, - pero déjame decirte que este lugar definitivamente tiene su cuota de misterios. Como, por ejemplo, la mayoría de la escuela me tacha de asesino -.

Después de decir esas palabras, sentí la necesidad de cambiar de lugar. Me levanté de mi asiento y me alejé de la mesa donde Viktor se encontraba, con la sensación de que mantener mi distancia era lo más prudente en ese momento. No sabía qué intenciones tenía Viktor ni cuáles eran sus verdaderos objetivos en el Instituto Blackwood.

Viktor simplemente se quedó sentado, observándome con una sonrisa enigmática en su rostro, como si hubiera esperado mi reacción. Su mirada parecía penetrante, como si estuviera tratando de leer algo más allá de mis palabras y acciones.

THE INSTITUTE BLACKWOOD  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora