Llevamos unas semanas en Canadá, y debo admitir que no se compara a Estados Unidos. Su gente, lugares y clima son un amor; pero el verano está por acabar, y el regreso a clases será pronto. Todavía desconozco donde me habrán colocado mis padres, aunque me imagino que estaré en alguna secundaria privilegiada.
Debo aprovechar el tiempo que me queda, es por eso me dirijo rumbo al jardín. Un pequeño chapuzón en la piscina y ya... quizás también me dé una bronceada: hace mucho que no salgo y mi piel ha adoptado un color pálido.
Me detengo al borde de la puerta al oír un par de voces, Saíd está acompañado de dos chicas. Imaginando, imaginando, seguramente eran otras chicas que cayeron enredadas en los encantos de Saíd. Me lo esperaba venir, pero no tan pronto en la casa.
Puedo salir a saludarlas, y quizás hacerme el invisible para disfrutar un rato en la piscina.
—¿Qué haces aquí? —la voz de Noah me hace dar un brinco. Volteé.
—Vine a darme un chapuzón, pero me ganaron la piscina. —siseé, guiando a la vista de Noah hacia el jardín. Sus labios se fruncieron y sus ojos se entrecerraron.
—¿Cómo es que papá le dejó traer a mujerzuelas?
—Seguramente las trajo sin pedir permiso. —me alzo de hombros.
Saíd es un adulto, bueno, un joven adulto. Puede hacer lo que quiera, sin embargo, mientras siga de mantenido, debe seguir las reglas del hogar: No traer a personas sin permiso, era una de esas reglas.
Es un rebelde malcriado, todavía con las secuelas de la impulsividad adolescente.
—Iré a hablar con él. —habló Noah finalmente.
—No te metas en cosas de adultos, Noah. —carraspeé, pero él no me oyó.
Ahora eran cuatro metidos en la piscina. Incómodo, la verdad, más cuando logré apreciar a una chica frotarse contra Saíd.
Vomitivo.... Ojalá no terminen ensuciando el agua de la piscina.
Dejé mi toalla con una mucama, no voy a arruinar mi bronceada por culpa de un cuarteto de cerdos. Me dedico a caminar la mayor parte del tiempo, aunque al final me terminé sentando en una de las sillas que reposan cerca de la piscina. Logro escuchar las risas de lejos, algunas veces acompañadas de llamados o cuchicheos hacia mi persona.
Cuando el sol estuvo en todo su esplendor me levanté y entré a la casa, dirigiéndome al cuarto. Me dejo caer en la cama, sintiendo el aire frío del mediodía, rozar mi espalda caliente.
No sé en qué momento me quedé dormido, pero cuando abrí los ojos y chequé el celular ya eran las tres y media de la tarde. Según recuerdo, iríamos a comprar un auto para papá y Saíd a las tres, así que me levanto de un salto y me adentro al baño, no sin antes tomar la muda de ropa casual: camiseta roja, pantalón jeans ajustados y unos tenis rojos con toques blancos.
Al bajar me encuentro a Saíd, vestido de una camisa flannel verde de mangas recogidas, pantalón negro rotos en las rodillas, y botas a juego; sus ojos ámbar están puestos en su celular, chateando por la forma de mover los dedos en la pantalla.
—¿Y Noah? —pregunto estando cerca, captando su atención.
—Bañándose.
—Oh... —hice una pausa para ojear el alrededor, sin ver rastros de ambas féminas— ¿Y tus amigas?
—Acaban de irse.
—Ah, ¿y quién te dio permiso para traerlas? —los ojos se desviaron de la pantalla. Sus cejas se fruncieron y nariz se arrugó.
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THE INSTITUTE BLACKWOOD (+18)
Mystery / Thriller¡Bienvenido al instituto Blackwood! Instituto Blackwood, un lugar donde el miedo yace en cada rincón por culpa de los asesinatos que se suscitan ahí. Lyam será testigo de todos los acontecimientos que están por venir; todo teniendo como desencadena...