CAPÍTULO 6 (II): DIECIOCHO VELAS

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PARTE 2: SÁBADO.

(Advertencia + 18)

El vaivén de sus caderas era lento y profundo. Los gemidos salían de forma suave de su boca para evitar ser escuchada. La humedad entre sus piernas reflejaba lo excitada que se sentía ante la fricción de su punto de placer con el cuerpo bajo el suyo. El miembro grande que la penetraba se hacía paso entre sus labios vaginales inflamados y mojados, desgarrándola mortalmente delicioso.

Se sentía adolorida, pero valía lo satisfactorio que era. Estaba cansada, pero no quería detenerse, quería continuar con el cosquilleo entre sus piernas y el choque de su amante en la profundidad de su interior.

¿Por qué se negó tanto tiempo a sentir un placer como ese?

Sus ojos azules entrecerrados la dejaban apreciar como Sesshomaru se encontraba debajo de ella, sintiendo los movimientos que hacía con su cadera, a su ritmo, a su propio disfrute, gozando de la oscuridad que los rodeaba, siendo solo iluminados por los pequeños destellos que brillaban provenientes de luces de la ciudad. Olvidaron por completo cerrar las persianas, pero era lo que menos les importaba.

Desde que empezaron por la tarde no se detuvieron; sus cuerpos calientes cubiertos de fluidos, saliva y pasión se ondeaban junto con las manecillas del reloj que marcaba ya las una veinte de la madrugada.

Kagome decidió recostar su cuerpo sobre el bien fornido de Sesshomaru, mientras despacio seguía con el movimiento.

Ya lo habían hecho de varias formas, pero tenerla sobre él era exquisito, se sentía jodidamente bien verle la cara llena de sensualidad y sus labios diciendo su nombre. Los gemidos, aunque eran susurros, no dejaban de sonar en la habitación haciendo el momento más erótico, estimulando a Sesshomaru de formas que jamás imagino.

Sin una señal de aviso, Kagome se meneó más rápido, lo besó y restregó sus pezones contra sus pectorales. En sus labios se escondían fuertes gimoteos que trataba de disimular.

Se veía preciosa toda bañada en sudor, y eso le basto para perder el poco control que le quedaba.

- Quiero, que te vean... conmigo.

Ella se incorporó, para hacer más rítmica la acción que cometía. -Dilo... dilo de nuevo-. Por demás entusiasmada, no era capaz de comprender nada, así que siguió de manera más fuerte.

Ante tan sublime invitación, por inercia, Sesshomaru abrió más sus piernas y por el calor del momento le sujeto el trasero para incitar la fricción de manera más caótica, con los redondos glúteos golpeando con sus testículos.

Los jadeos no se hicieron esperar, ya ni siquiera intentaban ser discretos porque no podían, los gritos de Kagome se escucharon y desesperadamente se cubrió la boca.

Ese simple acto sirvió para que él se incorporara, quedando sentado con ella aún sobre su miembro, y la besó, sujetándola de su trasero.

Kagome se aferró de sus hombros, deleitándose con los cosquilleos, subiendo sus muslos de un próximo orgasmo, no quería que la sensación terminara. Entre más enérgicas eran las embestidas, más deprisa la hacían perder la cordura, ni siquiera podía ya seguir el ritmo de las penetraciones aceleradas, solo permitió que Sesshomaru la guiara mientras la apretaba entre sus brazos.

Toco las estrellas y al universo entero cuando el mejor orgasmo hasta ese momento la hizo gritar.

Sesshomaru sintió como ella apretaba su pene de forma espectacular, mientras los espasmos la hacían gemir una y otra vez. Fue un deleite mirarla tratando de recuperarse, aún y cuando él seguía metiéndosela de forma frenética. No tardo mucho cuando se corrió dentro de ella.

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