Capítulo 1: Lucemond

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Primavera, Año 129 d

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Primavera, Año 129 d.C. 

Lucerys

Lucerys se miraba al espejo, su vestimenta roja con bordados azules y su capa azul clara con un caballito de mar, un atuendo digno de un Targaryen y un Velaryon, y aun así no sentía en lo absoluto que era correcto usar dicha vestimenta en el que se suponía era el día más importante de su vida.

Escuchó un par de ligeros golpes en la puerta y solo bastó un simple asentimiento con la cabeza para que la sirvienta que lo acompañaba abriera la puerta, encontrando la dulce mirada de la madre del omega.

—Mi niño dulce—Lucerys no admitirá que seguía siendo su apodo favorito—. Luces hermoso, Luke.

—Gracias, mamá —estaba nervioso, muy probablemente su aroma lo delataba. Le indico a la sirvienta que lo dejara solo con su madre, y cuando esta cerró la puerta, habló— ¿Puedo hacerte una pregunta?

Rhaenyra se mostró sorprendida—Adelante.

—¿Qué fue lo que sentiste? —La mujer se acercó a él con paso lento y tranquilo luciendo uno de sus mejores vestidos en negro y rojo, —. Cuando te casaste con mi padre.

Una sonrisa falsa se acomodó en la cara de su madre, como siempre deshizo sus emociones demasiado rápido.

—Leanor y yo... apenas nos conocíamos —aseguró, un paso más acercándose a él—. A pesar de lo poco que habíamos convivido juntos, ambos sabíamos los deberes que teníamos, así que cumplimos. Pero eso no significaba que no nos apreciáramos— Lucerys guio su vista a través de la ventana, observando como un carruaje salía del castillo, llevando a su futuro esposo en su interior—, con el tiempo llegué a amar a tu padre tanto como él me amaba a mí, pero amar a alguien no siempre significa felicidad— sus manos se posaron en los hombros de su hijo, y su barbilla estaba contra su cuello—. Aunque, con el paso de los años, Laenor me trajo la felicidad más grande, en forma de tres hermosos niños.

Eso ultimo provoco una sonrisa en Lucerys, la primera en todo el día. Miró a su madre por el rabillo del ojo—. Madre...

—Ustedes nos dieron a Laenor y a mí una verdadera razón para ser felices. El día que ustedes nacieron juramos hacer todo por ustedes, amarlos, protegerlos...— La voz de su madre se fue apagando conforme hablaba, hasta que la habitación se inundó en un aroma asfixiante. Tristeza, vergüenza, ira—. Lamento no poder protegerte este día, ni los siguientes.

Una lagrima cayó por el rostro de su madre y Luke siguió mirándola fijamente. Los años comenzaban a notarse en el rostro de su madre, para muchos La Delicia del Reino ya se había ido, pero, para Lucerys, Rhaenyra Targaryen seguía siendo la mujer más hermosa de los Siete Reinos.

—No te culpes, estoy seguro de que, aunque mi padre estuviera aquí, las cosas seguirían el mismo rumbo— Murmuró Lucerys, volteando para ver a su madre y sosteniendo sus manos—. Esto es lo que me tocó. Además, si tengo que casarme con Aemond para que no haya ni una oposición para tu reclamo al trono, entiende que lo hago con gusto.

Avy JorraelanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora