Hope Miller, la nueva protegida de Harry Potter, conoce al eterno enemigo de su mentor, al parecer la enemistad no sólo es con Harry, porque rápidamente Draco y Hope acaban detestando al otro...
Juraban odiarse al principio, pero...
Del amor al odio...
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❝Trabajo soñado❞
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La castaña hizo un giro bastante extraño tratando de evitar a un peatón que se tropezó por el callejón, pero afortunadamente no tuvo ningún contacto con él porque un choque la retrasaría más.
-Muy bien Hope, siempre llegando puntual a todo lugar y te retrasas en el primer día del trabajo de tus sueños- Se dijo a si misma viendo su reloj.
No es como si fuera realmente muy retrasada, de hecho ni siquiera iba retrasada de su hora de entrada, estaba retratasada sí, pero para la hora que había elegido como "llegar elegantemente temprano"
En su mente llegar 20 minutos antes a un lugar es una clara señal de interés, compromiso, esfuerzo y demás, pero llegar 15 minutos antes o eso si que no, eso la volvía una persona que no merecía trabajar en el ministerio de magia británico.
Al entrar se dirigió rápidamente al departamento de aurores y ni siquiera se detuvo a saludar a una chica rubia que se le hizo conocida, ya iba lo suficientemente estresada como para hablar con Victorie "Perfecta" Weasley.
Notó que aquella rubia con sonrisa adorable perdía su habitual amabilidad en cuánto notó que Hope estaba en el mismo edificio en lugar de al otro lado del mundo, como había creído por años, pero la castaña siguió su camino al elevador decidida a no prestar atención a nada más que a su trabajo.
-Bien, veamos- Al sacar su espejo puso una mueca de susto al ver su cabello alborotado por el viento- Podemos arreglarlo- Se recordó antes de entrar en colapso.
Rápidamente sacó su varita he hizo un hechizo sin mover sus labios, le vinieron a la mente varios recuerdos de ella en su adolescencia haciendo lo mismo cuando tenía clases en Hogwarts.
Suspiró tranquila al verse con un cabello mucho más presentable en el espejo, guardo dicho objeto y procedió a examinar su atuendo mientras el elevador seguía bajando hasta el departamento al que se dirigía.
Se dijo a si misma que tal vez debió venir en algo más elegante que un enterizo negro que llevaba años en su armario, pero también recordó el poco presupuesto del que disponía para su atuendo y ciertamente esto era lo mejor que tenía.
Casi chilló cuando la barandilla que cerraba el elevador se abrió anunciando que habían llegado al departamento de aurores, por lo cual también había llegado a su nuevo trabajo.
