5. ☪ Dama de la lluvia ☪

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Los días pasaron alrededor de mí, quemándome. El calor era insoportable. Ahogándome, como me ahogaban mis pensamientos. Todo aquello iba a acabar conmigo.

Pretendía dejar pasar, olvidar lo prescindible. No darle vueltas. Pero, ¿ cómo era posible no pensar en ello si cada noche el mismo sueño venía a mi como atraído por un imán? Y sin sentido.

Había pasado ya un mes, y seguía sin encontrarle sentido. Noche tras noche.

Me tomé un café antes de comenzar el día. A las diez tía Marga vendría a ayudarme. Había decidido mudarme a casa de mi madre. A mi casa ahora. A las cinco de la tarde había quedado con mi casero para entregarle las llaves.

Ya tenia casi todo empacado excepto las cosas de extrema necesidad que dejé para el último momento. El último momento era ya. Y me estaba dando cuenta que había dejado demasiadas cosas de " extrema necesidad " cuando no había utilizado ni la mitad.

Decidí empacar lo que me faltaba mientras me tomaba el café. Necesitaba apresurarme. En una hora y media, tía Marga estaría aquí con su furgoneta gris para llevarnos todo.

Fui a mi habitación. Por suerte, la cama ya estaba lista, con las sábanas limpias , lo había hecho el día anterior y para evitarme un trabajo extra, había dormido en el sofá.

Abrí mi armario. Solo tenía un par de jeans , y un par de camisetas negras de tirantes. Y las zapatillas.

Me cambié de ropa. Me quité la camiseta tres tallas más grandes que había utilizado para dormir y la metí en una bolsa. Después la lavaría en casa de mamá. Me puse los jeans claros y una de las camisetas negras. Y me puse las zapatillas. Los otros jeans y la otra camiseta los metí en la maleta junto con el resto de la ropa.

Allí, ya no quedaba nada que recoger. Nada, excepto el marcó de una foto en la que estábamos mamá y yo.

Tome la foto con mucho cuidado dándole un beso a mi madre en la frente sobre el cristal, y lo guardé entre la ropa de la maleta para que no se rompiera por nada del mundo.

Después me dirigí al baño. Antes de guardar el cepillo de dientes, me di mi último cepillado allí. Me miré al espejo mientras lo hacía. Poniendo caras ridículas.

Eso, cepíllate bien. No queremos ser una bruja y encima sin dientes, ¿ verdad?

Solté una carcajada de las ridiculeces que podían pasar por mi cabeza a esas horas de la mañana.

Recogí también el gel de baño y el champú que la noche anterior había dejado tirado en la ducha después de darme el último baño.

Me perfumé gastado unas gotas de Tresor. Y guardé el bote de perfume en el neceser.

Listo.

En el salón me aguardaban un par de libros que no sé por qué dejé para ese último momento. Cosas innecesarias. Con uno habría bastado.

Sonó el timbre. Miré mi reloj. 9:59. Tan puntual como siempre...

- Regálame un vaso de agua, por favor, nena - me suplicó tía Marga nada más abrir la puerta.

- Pues claro tía.

- Vengo asfixiada, Lya. Hace más calor que en el mismísimo infierno...

- Toma tía. - Le ofrecí el vaso con agua riéndome por su comparación.

Fui sacando las cajas a la furgoneta. Lo hacía lo más rápido posible para no darle tiempo a tía Marga a coger demasiadas, no quería que cargará peso. Estaba en buena forma pero hacía un par de semanas había sufrido un lumbago que no quería que regresara por culpa de mis malditas cajas.

Selene✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora