El bote se deslizaba por la corriente del río Tame, había pasado una hora desde su partida del campamento, Angie observaba el paisaje mientras meditaba, Luminus jugueteaba con sus manos, lazando pequeños conjuros de un dedo a otro, la inmensa llanura, les rodeaba, de vez en cuando cultivos de arroz aparecían para perderse entre los matorrales y el pasto, pequeños árboles se divisaban a lo lejos, se encontraban en un desierto verde, de hierbas y flores.
-Solo espero que lleguemos antes del amanecer. Dijo Angie, con voz suave.
-Todo depende de la corriente del río. Exclamó Luminus. -Ahora que lo pienso, el sol no parece afectar demasiado a los vampiros.
-Si lo hace, que no lo demostremos es otra cosa, el dolor siempre está allí, como si miles de agujas penetraran tu piel sin descanso, es abrumador y no puedes pensar con claridad, por eso evitamos los conflictos durante el día porque estaríamos en total desventaja. Contesta la chica para acto seguido suspirar.
-Por eso Analia nos entregó estás dos capas oscuras, los vampiros trabajan en Madanrian incluso en el día, las capas de tonos grises son muy famosas, pues nos cubren de la luz solar, pasaremos desapercibidos, siempre que no hagamos alboroto.
El bote siguió su curso lentamente, ninguno de los dos volvió hablar, Luminus trataba de embotellar el agua del río, quería analizarla una vez estuviera tiempo libre, además de ser un guerrero, estudiar las bacterias y bichos raros le llamaba mucho la atención, Angie solo pensaba en su encuentro con Analia, exhalaba de vez en cuando un sonido travieso y enamorado.
-¡Mira! Gritó Angie. -Es Madanrian, la capital.
A lo lejos, Luminus vio el dibujo borroso de una imponente muralla, en donde el río llegaba a su fin, a medida que pasaban los minutos, la estructura se hacía enorme y visible, el cauce del río comenzó a encogerse hasta convertirse en un pequeño canal, apenas del ancho suficiente, para que el bote pudiera transitar.
-Justo a tiempo. Exclamó Angie aliviada, pues los primeros rayos del sol, aparecieron en el horizonte, iluminando la llanura.
El bote cruzó las murallas por el canal, penetrando entre las alcantarillas, la estructura mecánica chirriaba de vez en cuando, y el sonido incesante de los engranajes perturbó los oídos del guerrero, Angie le miraba con ironía, ella sintió el mismo fastidio la primera vez que visitó la ciudad.
-Acostúmbrate. Le dijo. -Porque los barrios bajos de Madanrian suenan así todo el tiempo.
-¿Cómo pueden vivir en estas condiciones?, es una tortura. Luminus hacia lo que podía para taparse los oídos.
-Antes, en sus días de gloria, según me contaron, era completamente silencioso, existían mecánicos que revisaban la estructura todo el tiempo, buscando fallas, engrasando la muralla, pero la guerra, se llevó a los técnicos y los barrios cerca del acueducto comenzaron a presentar problemas, este ruido infernal solo es uno de ellos.
-Pues no lo soporto, no logró ubicar mis pensamientos. Gritó Luminus a todo pulmón pues le era difícil escuchar sus propias palabras.
-No seas llorón, mis oídos son más sensibles que los tuyos. Angie hizo una mueca rancia. -Agradece no ser un hombre lobo, ellos si la pasan horrible aquí.
El bote se precipitó, ambos se aferraron con fuerza, mientras rebotaban entre pequeñas olas, señal de estar en el tramo final del acueducto, el bote paro en seco, estrellándose contra el concreto sólido.
-Llegamos. Exclamó Angie con un bostezo.
Caminaron unos minutos entre los mohosos callejones del acueducto, con las capas puestas evitaban el contacto visual, lobos azules intentaban beber de las nauseabundas aguas, delgados hombrecillos iban y venían por los orificios del concreto desgastado.
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Las leyendas del abismo
AdventureUn mundo fantástico se desata frente a tus ojos, diferentes razas coexisten en esta tierra dividida por la guerra, la aventura nos aguarda en los ojos de esta peculiar vengadora que se mueve por el mundo en busca de su progenitor.