⊰᯽La predicción de Laplace᯽⊱

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Japón y Estados Unidos tienen grandes diferencias ya sea en sus ciudades, costumbres y tradiciones. Sin embargo, si se trataba de seres de otro mundo, el país americano salía ganador. Estados Unidos estaba repleto de demonios, mejor dicho de poseídos. Y aquello lo percató Kōgami, desde que aterrizó en Los Ángeles sintió incomodidad el que la ciudad esté tan iluminada ya que particularmente estaba acostumbrado a estar en la oscuridad, le bastaba con que Japón tuviese sus sombríos callejones y sus taciturnas calles.

Akane, su compañera, parecía no estar enterada de lo que ocurría en la ciudad o al menos eso pensaba Kōgami. Aún seguía sin comprender cómo es permitió que esta humana la acompañara en su viaje, quizás porque él no se haría responsable por si ella se metiera en problemas. Pero como ella es hermana menor de Mitsuru Sasayama, la responsabilidad recae en sus hombros y vaya que odiaba hacer el rol de niñera para humanos.

—Le pedí a un contacto policial si podía dar con la ubicación escrita con fuego en la pared.—Informó la castaña.

—¿Y el resultado?—inquirió Kōgami mientras conducía el auto.

—Eh..ninguno.—respondió Akane con cierta impotencia.—Es cómo si jugara con nosotros.

Kōgami soltó un suspiro y aquello transmitía cierta decepción. Pero quiso ahorrarse una pelea con la castaña ya que ella recibió el gesto como si se tratara de un regaño de su parte.

—Eso significa que la ubicación que dejó Mephisto no se halla en los mapas terrestres.

—¿Es una localización fantasma?

—Correcto.—Respondió el azabache.—Sólo será visible para todo aquel que tenga una fuerza espiritual lo suficientemente débil para que la posea o sea conducido a una trampa.

—Suena repulsivo.

—Díselo a las sectas clandestinas o a los seguidores de los príncipes del mal.

Akane estaba por reclamarle, pero infló sus mejillas con un leve ceño fruncido. Por otro lado, Kōgami se sintió incómodo. Quizás no por los demonios sino porque algo o alguien lo seguía, su aura era pura y lumínica. Y eso le daba náuseas.

—Espero que tengas un plan.

—Es por eso que visitaremos a un viejo conocido mío.—Akane se giró a verlo con cierta desconfianza.—Quizás no te agrade la idea, pero es la única persona que puede darnos una mano.

—¿Qué estás insinuando?—Preguntó confundida.—¿Hay algo que...deba saber?—pronunció de manera lenta para que hiciera que Kōgami diese una señal de inseguridad.

Porque en realidad, desde que Akane vió por primera vez a Kōgami había percibido algo inusual en él. Ocultaba un secreto, de eso estaba segura.

—Más vale que no hayas querido contactar con la Orden de la Cruz Blanca.—Akane ocultó su sorpresa en su cara de póker.—Si sabes apreciar la vida de tu hermano adoptivo, ellos no son los indicados para ayudar.

Inmediatamente la castaña apagó su móvil ocultándolo de la vista de águila del pelinegro. Luego se preguntó cómo era que había descubierto su jugada, probablemente él ya estaba atento a cada de sus movimientos por más que haya sido cuidadosa. Debía tener cuidado, pero al fin y al cabo, estaba en el mismo bando, en cierta manera.

Después de un largo viaje, llegaron a su destino. Una mansión antigua con rastros de estar abandonada, sin embargo la pileta bien cuidada y ubicada a unos metros frente a la entrada principal juntos con los arbustos con formas de animales marcaba una gran diferencia.

—"1736 Aneheg"—murmuró la castaña. Kōgami se percató.

—Mueve un poco las letras y verás lo que obtienes.—habló Kōgami para luego detener el vehículo.

𝙾𝚗𝚎-𝚜𝚑𝚘𝚝𝚜 ⸙ SʜɪɴᴋᴀɴᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora