𝙾𝚗𝚎-𝚜𝚑𝚘𝚝𝚜 ⸙ Sʜɪɴᴋᴀɴᴇ

◤Renuncio a ti◢

Aún recordó la primera vez que la conoció, cuando ella salió disparada desde su escritorio hacia la oficina del director sin percatarse que él iba en la otra dirección y bloqueaba su camino. Ahí se dió el primer choque, luego la conexión de miradas y finalmente, la extraña "chispa" que encendió sus corazones.

Por suerte ella era la novata que formaba parte de su división ¡Qué dicha! La vería más tiempo incluido los tiempos libres, así que se propuso a ayudarla a adaptarse a su nuevo trabajo y con ello se haría su amiga.

¡Tercer nivel completado! Como lo diría Kagari. Ahora entraría a los siguientes y estaría por llegar al jefe final.

Y así lo hizo, pero como ninguno sabía lo que era sentir amor en ese entonces, pues tardaron mucho en darse cuenta lo mucho que se amaban. Hubieron obstáculos en el camino que no fueron impedimento para que los dos siguieran de pie.

Transcurrieron algunos meses y después los años pasaron volando. De ahí los cambios aparecieron, unos alcanzaron la madurez, llegaron nuevos miembros a la Agencia y otros se iban de ella, pero la vida seguía.

Pero finalmente, Kōgami y Tsunemori oficializaron su relación, después de pasar por tantos problemas, la vida los sonreía a ambos con la nuevas etapas que se avecinan. Las primeras semanas de noviazgo fueron algo tensas, pero supieron manejarlo a pesar de ser inexpertos en el romanticismo y otros meses transcurrieron para que un anillo de compromiso llegará al anular de la castaña.

Así es, pronto se iban a casar. Kōgami estaba muy ansioso a que llegara ese día, estar con la mujer que se robó su corazón y quizás formar una familia.

Sólo no tuvo previsto el plan que cierta persona preparó para la ocasión y que lo hizo meterse en una encrucijada.

Y todo ese futuro prometedor, se hizo pedazos. No había forma de repararlo, fue la primera vez que aquel ex detective estaba en un caso que no podía resolver. Lo que le dió más cólera era que su única familia le dió la espalda o mejor dicho...no quería a Tsunemori en la familia.

Lo peor de todo, la mujer era poderosa, ojos y oídos por todas partes, la policía y la ley estaba de su lado. Era lo peor que podría pasarle.

Si su padre estuviera vivo ¿La situación sería diferente? Tristemente no lo sabría.

Desafortunadamente Kōgami debía tomar una decisión antes de que fuera demasiado tarde, no quería que inculparan a Tsunemori de un crimen que no cometió y estuviera en prisión para siempre...así que optó por ponerla a salvo, pese a que aquellas acciones que haría después le partieran el corazón.

Estaba ansioso porque no llegara ese horrible día en que daría fin a todo, pero desgraciadamente se cumplió...había pensado demasiado rápido..

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Lo que más odiaba Kōgami en la vida, estaba frente suyo. Si había algo que a su corazón le provocara encogerse o sentir dolor, era esto...Ver a la mujer que más amaba, con lágrimas en los ojos, su mirada llena de tristeza, imagen que le quedaría grabado en su mente por el resto de su patética vida.

─Mientes...─Murmuró la castaña.─Por favor...dime que sólo estás bromeando...

─¿Crees que sería tan imbécil como para hablarte a la ligera sobre algo tan delicado?─Cortó con frialdad.─Si es así...entonces fuiste muy inge-

No lo dejó terminar, pues fue callado por una cachetada. Kōgami pudo sentir el ardor inminente en su mejilla derecha.

Siguió quieto, ya que se sintió horrible de sólo decir esas palabras, pero fue en ese entonces que la expresión de Akane cambió...

Decepción, tristeza y quizás odio, era lo que percibía el pelinegro en la mirada de la castaña. Sintió su corazón encogerse rápidamente, deseando que este momento jamás se hubiese dado...que todo fuera un maldito sueño.

─Eso significa...que ya tomaste una decisión.─Dedujo Tsunemori.

─Sí...y no te pediré que me perdones.

Cada palabra que pronunciaba fue un golpe duro en su pecho. Odiaba esta situación, porque jamás pensó tener que dejar ir a la mujer que más amaba.

Akane se contenía en llorar, él lo percibió y quiso abrazarla, decirle tantas cosas que nunca pudo, limpiar sus bellos ojos...pero no, ocultó todo su malestar en su interior.

─Me voy.─Pronunció Kōgami, tomó la agarradera de su maleta en silencio.

─Espero que seas feliz.─Las lágrimas no paraban de empapar su rostro.─Te deseo lo mejor a ti, a Torii-san...y a tu bebé.

Él sólo asintió, pero faltaba algo más.

─Lo seré.─Dijo con frialdad. Finalmente Akane no pudo contener su llanto.

Ese había sido el golpe final que dió fin a su relación. Claro que no iba a ser feliz, desde este momento se sintió un completo miserable.

Por desgracia la realidad le dió un recordatorio que tan sólo lo irritó aún más, todo esto lo hacía por el bien de ella, ya que jamás se lo perdonaría si algo le llegara a suceder a la castaña.

A pesar de todo, Kōgami la seguía amando, pero si tenía que renunciar a Akane para mantenerla a salvo...lo haría cuántas veces sin dudar.

Como el cobarde que era, se giró y se marchó de la casa donde alguna vez vivieron juntos, sin mirar atrás. Cuando guardó su equipaje e ingresó a su camioneta, fue cuando liberó todo lo que tuvo guardado en su interior.

En silencio dejó que las lágrimas empaparan su rostro. Recostó su cabeza con ambos brazos en el timón cubriendo su rostro hecho miseria.

Maldijo a una persona, responsable de su desgracia, pues seguramente estaba disfrutando de su desdicha.
Así que si la volvía a ver, no dudaría dos veces en matarla.

Cómo odiaba a Kōgami Tomoyo, quien desgraciadamente era la mujer que le dió la vida.

No podía hacer nada y eso lo irritó.

La única persona que amaba con todo su corazón...le tuvo que decir adiós.

Por primera vez, Kōgami renunciaba a algo...pero jamás se imaginó que aquello sería al amor de su vida.