Capítulo 2.1 - La Gran Mortandad (2)

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Abrumador

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Abrumador.

La explosión resultante transmitió un sentimiento dantesco. En menos de un segundo, el mundo presenció el horror.

Billones de fotones lavaron el paisaje.

Una monstruosa nube de hongo escaló 50 km.

La presión abisal golpeó el océano matando millones de peces.

James murió al instante, el buque insignia voló en pedazos; tornados y olas, pletóricas, viajaron hasta las escarpadas costas inglesas. La explosión fue tan severa que un sismo de grado cuatro fue captado en todo el planeta. El estallido demoníaco consumió la Tierra lacerando su belleza.

Sin embargo, había un detalle. La explosión fue anormal. El impacto de tres bombas H y una colosal esfera de plasma rojo suscitó un evento extraño. O mejor dicho, un fenómeno de carácter fantástico.

—Qué demonios... —dijeron varios pescadores en las costas de Swansea, al ver como una esfera de plasma rojo crecía de manera imparable.

Se trataba de un 'cuadro' obscuro.

En medio del océano, una inflación agresiva fue tragando el paisaje sin pensar en consecuencias. Las nubes de hongo, el agua salada, el viento, la bruma, el fondo marino, los peces y las aves.

El cascarón exterior del fenómeno aparentaba ser la piel de un globo inflado. Crecía sin descanso, no paraba.

Una vez que el radio de la explosión alcanzó los 50 km —un área más grande que el inmenso Hale-Bopp—, la descomunal esfera dejó de crecer. Luego, el plasma carmesí fue perdiendo masa y, sin aviso, la vanidad regordeta de la brutal explosión comprimió sus desgracias en un solo punto, esfumándose al instante del mundo humano.

Estaba consumado. Héroes 'sin capa' salvaron Londres.

Mientras tanto, luego de comprender lo que había pasado —por acción y gracia de un mensaje—, el vicealmirante, al frente de la segunda mitad de las fuerzas navales, ordenó acabar con ese maldito bastardo.

—¡¡¡FUEEEEEGOOO!!!

Cinco misiles TRINDENT II D-5 fueron lanzados desde submarinos ubicados estratégicamente. Ni siquiera un ente astral podría soportar tal impacto. Los MIRV se elevaron a la estratosfera, ubicaron el objetivo y emprendieron el reingreso mientras SilverSkin se retorcía como una masa de vísceras sangrantes.

En menos de un minuto, los cinco misiles se dividieron en 25 cabezas nucleares de tres megatones cada una. Al compás de sensores láser y ondas de radio, una procesión cabreada de impactos simultáneos azotó la morfología visceral de la incomprendida bestia cósmica.

Una vez más, el poder nuclear remeció los sismógrafos de todo el mundo.

¿Estaba muerto?

¿Inglaterra venció?

Heart's Weapons (Armas del corazón)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora