Capítulo 6.5 - Amaru (2)

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La escena me dejó sin palabras

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La escena me dejó sin palabras.

Amaru, el Monarca de los Andes, surcaba los cielos como un rey. No, ¡como un cóndor andino! No aparté la vista: astas de ciervo, orejas de alpaca, forma de serpiente, cola de orquídeas, etc. Amaru tenía muchas características. Mi cerebro no lograba asimilar su imagen por completo.

La bestia emitía un resplandor verdoso. Tras eso, aterrizó en el estadio con el porte de un tirano. Nos miró a todos con ojos blancos y severos. Retrocedimos un poco. "¡Escapemos!", me instó el joven. Le sostuve la mano derecha con fuerza.

—E-esta bien, es Amaru —dije.

La gente a mi alrededor entró en pánico: unos escapaban, otros mantenían la calma, algunos se quedaron pasmados. El joven a mi lado zarandeó la cabeza.

—Amaru —murmuró.

La serpiente alada habló con fuerza.

—QUNQURCHAQUI.

Todos nos quedamos callados. Por segunda vez, nadie entendía las palabras de Amaru. La confusión perduró por varios segundos. Sonaba a quechua, pero ni idea. Entonces, recordé un detalle y desenvainé mi smartphone a la velocidad del rayo.

¡Mi diccionario!

Había descargado una apk de diccionario hace tres meses (quechua – español). Busqué la palabra y encontré su significado en pocos segundos. Leí en voz alta.

—Qunqurchaqui: De rodillas, arrodillarse.

Mierda.

Me agaché al instante, ¡Amaru exigía que todos se pusieran de rodillas! El chico a mi lado no entendía la gravedad del asunto. Lo jalé del brazo.

—B-baja la cabeza. ¡Él quiere que se arrodillen! —murmuré.

No rechistó.

—¡Vale!

—B-bien.

—¿Y ahora qué?

—Ni idea, hay que esperar.

El joven de piel tostada aguzó la vista.

—Tenemos que avisarle a los demás.

—Espera.

Inspiró profundo y gritó con todas sus fuerzas.

—¡Agáchense! ¡Amaru quieren que se agachen!

Su voz reverberó como un rugido. Unos cuantos se dignaron a escucharlo, los demás ignoraron al chico. De repente, la voz de Amaru hizo trepidar la zona. Se repetía la misma orden.

—¡QUNQURCHAQUI!

El bramido hizo que todos bajaran la cabeza. Al instante, una presión ingente cayó sobre nosotros, la masa de un quintal de papas. Mis brazos se doblaron como pajillas de cartón. Mordí mis labios.

Heart's Weapons (Armas del corazón)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora